miércoles, 27 de julio de 2011

Nuestros apelativos

Montse, desde Toluca, me pregunta por qué le digo Manotas a mi hijo.

Desde pequeñito, Juan Pablo ha sido blanco de sobrenombres cariñosos por parte de sus tíos, mis hermanos Alma y Luis.

Ella comenzó a llamarlo “Chori”, que porque estaba rechonchillo de pequeño y ella pensaba que parecía un “chorizo mal amarrado”.  Luis, siempre ha sido perseguido (en buen plan) por niños, llámese extraños, primos, sobrinos y ahora su hijo, Luis Daniel.

Como todo niño, sobre todo de más pequeño, Juan Pa agarraba cuanta cosa ajena se le atravesaba en el camino y fue que comenzó él a decirle Manotas.

Poco a poco fui llamándolo yo de esa forma, además por el mote bien ganado por tomar cosas que no debía, me parecía un apodo ideal, pues Juan Pablo es grandote, está manotón y patón. Enorme.  Es talla 10 a sus casi seis años de edad.

Así que, debo confesar, le digo más Manotas, que Juan Pablo. Y él entiende perfecto por el sobrenombre.  Sé que no está bien, pero se lo digo de cariño.

Yo también tengo mi mote desde hace 11 años.

Cuando empecé a trabajar en el periódico, entré directo a Deportes, así que no importaba que llegara fresquecita, bien vestidita y peinadita, pues al irme a los estadios, campos, lienzos charros, pistas de hielo, etc., siempre terminaba echa sopa como los demás colegas de la fuente.

Con el calorón de Monterrey, mi cabello terminaba realmente despeinado, grifo, pues en aquellos años no existían las planchas o yo no me enteré de sus maravillas, así que siempre llegaba a la redacción asoleada, llena de lodo, zacate y despeinada.

Entré con el cabello más corto que ahora, así que me colocaba una bandita en la frente y un chongo mal-hecho bajo la nuca.

Durante esos años trabajé con hombres muy creativos para los apodos, diminutivos, etc., así que todos teníamos uno.

Érick – Canguro
César – Chícharo
Fortuna – Fortus
Eliud – Chavito
Roberto – Carnitas
Elena…

Todavía me dicen Chiti, diminutivo del apellido Chitiva, del entonces jugador colombiano del Pachuca Andrés Chitiva.

Si mi editor o diseñador me decían Elena, sentía que algo había hecho mal para no merecer siquiera llamarme por ese apelativo.  Así que ahora que voy al periódico a revisar mi página en la que colaboro, o me dicen Chiti o me dicen flaca.  Y como la segunda forma ya me está traumando, mejor me quedo con el de Chiti.

Aquí, Andrés Chitiva:

3 comentarios:

  1. Que tire la primera piedra quien jamás le haya puesto un apodo a alguien. Además, ponerle un apodo a tu hijo es tu derecho constitucional.

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  2. A mi me dicen Rainman desde que iba en la Ibero. Una porque me llamo Ramon, y dos porque según mis amigos me comportaba como el personaje de la película de Rainman, interpretada por Dustin Hoffman. Bueno, es que siempre he sido antisocial jojo

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  3. Rainman: La mayoría de los que tenemos blog, tenemos algo de anti-social. Por ello, descargamos nuestro yo interno en espacios como éstos.

    Gracias por las porras, Janus!!!

    Ele y Juan Pa.

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