martes, 5 de julio de 2011

De cuando dejé de ser Cupido…

Estaba a punto de finalizar la secundaria en mi Alma Mater, el Colegio Mexicano, institución de “only girls y only monjas”

Mi salón había ganado el concurso de Pastorelas y la íbamos a presentar de nuevo ante una mayor audiencia en una de las grandes salas de actos del colegio. 

Resulta que, justo en esos momentos, esa misma pastorela la presentó un grupo de la Iglesia con mucho éxito y fui a verlos en la época de los ensayos.

Y ahí estaba  Jaime.  Un actor que estaba dirigiendo al grupo de vecinos.  Muy guapo muchachito, ¿guapo? Nah!! Guapísimo.  En esos tiempos, él hacía el papel del Lobo Feroz, de los Tres Cochinitos que se presentó muchos años en los Teatros Versalles.

No sé por qué, pero siempre se me ha facilitado mucho hacer amistad con hombres que con mujeres.  Nosotras somos más complicadas y con mis propias complicaciones tengo como para complicarme más.

En fin.

El tipito me gustaba y mucho, además era muy atento… todo un estuche de monerías; pero siendo él tan guapo y tan pretendido por muchas, se convirtió en uno de mis inolvidables amores platónicos.

Cuando fue la presentación oficial nuestra, él y yo ya éramos buenos amigos.  Agarró muchísima confianza con mis papás, al grado de –sin yo saberlo - pedirles aventón al colegio el día que haríamos la presentación en el Salón de Canto.  Yo ya estaba en el colegio porque de kínder a secundaria me trasladaba en transporte escolar.  Fue una gran sorpresa verlo llegar con ellos y más escucharlo repetir los diálogos desde la primera fila.

Como no pensé que tuviera oportunidad de ser más que su amiga, me puse a presentarle a varias amigas guapas del colegio.  Al final se hizo novio de una vecina, Adriana, también “gracias” a mí.

En esos ayeres, Soda Stereo estaba en pleno apogeo y yo era (y sigo siendo) su fan.  En ésa época, Jaime me llamaba y me iba a ver diario a casa.  Adriana no tenía mucho permiso de sus papás de salir y mucho menos de tener novios, así que cuando checaba con él, lo hacían en mi casa.

Fuimos a varios conciertos de Soda Stereo y siempre me protegía de la multitud tomándome de la mano. Nos acompañaba siempre su amigo Willie, porque en ese tiempo a mí me daba pavor salir con hombres. Me acompañó a quinceaños, me llamaba de madrugada con un ánimo nostálgico y de fondo se escuchaba la canción “Por ti me casaré”, de Eros Ramazzoti

Una noche que hacía frío, me abrazó mientras caminábamos, pero yo lo sentí como un abrazo protector.  Estaba totalmente negada a pensar en otra cosa que no fuera que solo le interesaba mi amistad.

Adriana y él terminaron.  Pasaron los años y al tiempo dejamos de vernos él y yo. Él se cambió de casa lejos de la mía.

Una vez nos encontramos y no recuerdo cómo, pero fuimos al Vip’s del Centro a platicar qué había sido de nuestras vidas en esos tres o cuatro años que nada supo uno del otro.

Así que le confesé que cuando éramos tan amigos yo estaba enamorada de él. Total, en ese entonces yo ya no sentía nada por él.  El tiempo había hecho su trabajo y me ayudó a olvidarlo.

No puedo olvidar la cara que puso cuando escuchó mi confesión.  Se puso pálido y abrió la boca enormemente. Textualmente dijo:

“¡No puede ser, Elena!, ¿cómo que estabas enamorada de mí? ¡No sabes cuánto sufría por ti porque no podía decirte yo que te quería!  No entendía por qué no me querías, pues el que siempre estuvieras de Cupido me hacía pensar que no te interesaba más que mi amistad.  Lloré por ti.  Éramos tan chicos, pero yo soñaba con un día casarme contigo…”

Yo estaba impávida, asustada, incrédula…

“Jamás vuelvas a ser Cupido de nadie, ¿me oyes?”

Y santo remedio.  No volví a involucrarme en ese tipo de menesteres y ésta es una de las pocas memorias que quedan en mi mente olvidadiza.

A Jaime lo volví a ver hace unos años.  Ya estaba comprometido y ahora está felizmente casado desde hace 6 años.

Esta rola fue de esos tiempos...

3 comentarios:

  1. Cha-le. No hay mejor expresión que la anterior para describir la situación. Eso pasa por no hablar a tiempo. Que nos sirva de lección a varios...

    ResponderEliminar
  2. ¿Está mal que me haya hecho reír tu historia tanto? Creo que no era el punto, pero me hizo sonreír. ¿No valen más esos hombres sensibles que nos aman sin-importar-qué? Suspiro como colegiala por lo de la canción que ameniza este post a la perfección.

    ResponderEliminar