viernes, 1 de julio de 2011

Juan Pablo


Estoy comenzando a pisar el acelerador para preparar la primera y única piñata de Juan Pablo y como sus cinco cumpleaños anteriores, mis memorias agradables-desagradables de su bendita presencia en mi vida llegan de golpe una a una a mi cerebro.

Juan Pablo llegó de repente.  Regresando de la Luna de Miel, me detectaron un problema orgánico-ginecológico que debía atenderme y mientras Paula, mi ginecóloga, me pedía esperar a embarazarme para corregir ese problema y evitar un embarazo de alto riesgo… sin embargo, como poquísimas veces, él y yo estuvimos cerca, juntos.

Así que mi hijo es un milagrito de Dios. 

Los encuentros carnales fueron pocos, coincidió en que mi cuerpo estaba listo para crear una vida y no importó que esa miomatosis recién descubierta pusiera en riesgo mi vida y la de mi hijo.  En resumen, Juan Pablo es un regalote de Dios.

Ginecológicamente, mi embarazo no fue fácil.  A eso añádanle el pésimo estado emocional que comencé a vivir tan solo 15 días después de saber su existencia.

El que Jesús, mi ex, decidiera dejarnos a inicio de camino fue un golpe durísimo.

Recuerdo bien que llegaba de trabajar del periódico y mamá veía sus novelas en el sofá.  Yo, con mi panza, llegaba y me recostaba en sus piernas a llorar en silencio. Ella solo me acariciaba la cabeza y seguramente le dolía mi dolor.  El dolor del abandono.

El embarazo, orgánicamente fue difícil… tres amenazas de aborto y una de parto prematuro. 

Me da mucha tristeza no haber vivido y disfrutado un embarazo como otras mujeres.  Solo puedo decir que para mí fue un estado estresante.  Diario me preguntaba si mi bebé estaba bien, si nacería bien aunque yo llorara diario, si mis enojos e impotencia no lo afectaban y la amenaza de la pérdida me agobiaba aún más.

En cambio, mi Juan Pablo se portó de maravilla.  Las hormonas locas por su estancia en mi vientre no me provocaron el más mínimo síntoma molesto.  Así que esos temores terribles se compensaron con un embarazo “tranquilo” en ese sentido.

Y así pasaron los meses de espera.  El 6 de agosto de 2005 estaba lista.  Me levanté a las 5 de la mañana, me maquillé y me fui al hospital en compañía de mi mejor amiga: mi mamá, y mi hermano.  Papá llegó después.

 Me arreglé para recibir decentemente a mi pedacito de vida, a mi creación. Paula me dijo que era su primera paciente guapa o que al menos se tomaba la molestia de arreglarse para ser mamá.

El equipo de médicos y enfermeras comenzaron su trabajo y de repente, llegó el papá de Juan Pablo.  Contrario a mis pronósticos por su ausencia en nueve meses, de pronto ahí estaba para luego desaparecerse dos años más.

Tan solo me aplicaron la anestesia y yo comencé a mover mis manos como si fuera una experta en ejecutar música con matracas y no dejé de temblar durante todo el proceso.

Sacaron a mi gordito de mi vientre y no lloró.  Lo tomó su pediatra, el doctor Amarante, para limpiarlo y lo hizo llorar.



Todavía recuerdo la descarga de electricidad que ese sonidito hizo en mis oídos y toda mi humanidad.  Lo acercaron a mí y lo besé, lo vi completito y se lo llevaron.

Esa noche, Jesús la pasó conmigo. Pensé que seríamos una familia completa, pero no. Al día siguiente se fue y yo lloré como una loca, al grado que pensé que sufriría la famosa depresión post-parto.  Pero no fue así.

El día que me dieron de alta, llegó la enfermera con Juan Pablo. Estábamos en la habitación mamá y yo.

La enfermera colocó a mi hijo en la cama de hospital y yo lo vi de lejos desde el baño de mi recámara.  Ella salió y nos quedamos los que hemos vivido juntos los últimos casi seis años: mamá, Juan Pablo y yo.

Ese momento, justo ese momento, frecuentemente viene a mi mente.

Vi a mi pedacito de vida y me dije a mis adentros. “¿Y ahora qué chingados hago con un hijo?”.

¡Dios!  Me cambió la vida totalmente.  De pasar nueve meses pensando que no podría sola, de un momento a otro la fuerza de Dios llegó al centro de mi corazón y dije: “¡Por supuesto que podré!”.

No sabía qué hacer cuando lo cargué para irnos.  Llegamos a casa. Mamá durmió solo conmigo la primera noche para, a partir de la siguiente, solo Juan Pablo y yo compartiríamos habitación hasta ahora.

¿Dolor por la herida en mi vientre? ¡No! Olvidaba que estaba abierta literalmente y cuando él despertaba en la madrugada para alimentarse, yo me levantaba como un auténtico resorte de la cama, sin ningún cuidado.  Corría a la cocina a limpiarme mis boobs para darle de comer.

Comió de mí, hermosos y cansados 10 meses.

Y ahora estamos juntos.  No me deja a luz y sombra y yo no puedo estar mucho tiempo sin su compañía. 

Creo que para los dos ha sido difícil, pues su mamá tiene qué trabajar para tres patrones para vivir como lo hemos hecho hasta ahora.  Llego cansada y no tengo paciencia.  Pero él siempre es amoroso, cariñoso.  Diario me dice “te amo”.

Juan Pablo es mi pedacito de vida y Juan Pablo pronto cumplirá 6 añitos de hacerme inmensamente feliz.  

Te amo, "Manotas".

7 comentarios:

  1. ASi es tu historia,,,
    y espero que la sigas escribiendo igual de bien
    como hasta ahora,
    eres una excelente amiga :) y una mama formidable ;)

    ResponderEliminar
  2. Eres una gran mamá! Felicidades a ambos por estar juntos estos 6 años! :)

    ResponderEliminar
  3. No justifico al tal Jesus, pero no todos estamos listos para reproducirnos. Afortunadamente tu si lo estabas.

    ResponderEliminar
  4. al menos Jesús te dió lo más importante y valioso de tu vida sin querer... tu hijo... asi que dale las gracias
    =)

    ResponderEliminar
  5. Janus tiene todos los dedos llenos de razòn...
    En esos entonces te conocì, recuerdo tu entereza nunca bajaste la guardia... te admiro y mucho
    Confieso que no tenìa nombre para mi bb y recuerdo que escribiste que Jesùs te propuso el nombre de un futbolista y preferiste Juan Pablo por nuestro Santo Padre Juan Pablo II... gracias a eso no tuve que buscar màs mi bb se llamarìa Paula... ahhhhh que no te la sabìas =)
    Monserrat

    ResponderEliminar
  6. Una gran madre , Dios siempre esta con ustedes amiga. pudiste salir adelante por que eres una personita muy luchona.. te felicito. hermosos 6 años han pasado a lado de tu hijo. .
    Recuerdo cuando te conocimos, en aquel restaurant Vips, estabas esperando a juan pablo. quien iba a decir, ya pasaron 6 años y seguimos aunque no nos veamos fisicamente, sii al pte por uno y otro medio en internet. seguimos sabiendo una de la otra y de nuestras familias.
    Nely (n2)
    Nely.

    ResponderEliminar
  7. Muchas de tus historias son parecidas a la mías, pero esta mucho más. Yo también tuve tanto miedo y viví sola mi embarazo, bueno no del todo, pero pues casi y ahora que tengo a mi nena conmigo me arrepiento tanto de no haber disfrutado también la panzota...en fin. Nos hacen felices esos pedacitos de carne.

    Kózmica

    Saludos.

    ResponderEliminar