sábado, 30 de marzo de 2013

Señorón cantante, señorona canción

Marzo 25, 1970

Han pasado ya 43 años y cinco días de esta magnífica presentación...

José José tenía tan sólo 22 años de edad...

Un gran maestro.

martes, 26 de marzo de 2013

El amor acaba...

Yo los consideraba una pareja ejemplar.
Sin embargo, hace unas semanas platiqué con ella y resulta que del inmenso amor que una vez me comentaron los dos y que yo veía con mis propios ojos, casi no existía nada ya.
Cuando escuché los motivos que la tenían un tanto desilusionada no lo podía creer.
Y no es que no lo o le crea porque yo alucine que el amor es perfecto, de hecho, creo que es el sentimiento más vulnerable y voluble, sino que me extrañó y sorprendió mucho que ese tipo de desilusiones se vivan a esas alturas de la vida de un ser humano.
Resulta que, aunque no me lo dijo con estas palabras, él hizo o dejó de hacer cosas que costaron tan caro, que ella había perdido la admiración que alguna vez sintió por él.  ¿Y ella? Pues ella cometió el error en las que muchas caemos, entregó mucho (o todo) y esa acción no fue recíproca o llegó un momento en el que ella lo consideró así.
Con el paso de los años, de mis años, me he dado cuenta que es clave importantísima admirar a tu pareja o admirar a quien te atrae, gusta o lo que sea que te inspire un sentimiento distinto al resto de los mortales. 
A lo largo de mi vida, tristemente, sólo he sentido admiración por tres hombres, mi padre, mi ahora ex pareja y otra persona más que recién estoy tratando. 
Y aunque dos de ellos no se involucran directamente con mis sentimientos de mujer, uno por ser mi padre y el otro por ser un amigo, la verdad, disfruto muchísimo ese orgullo ajeno por lo que hacen, piensan o dicen.
Anyway.
Volviendo a la historia de este par de enamorados, me desanimó mucho escucharla.
Es increíble cómo muchos hombres se duermen en sus laureles y dejan que sus mujeres asuman el papel de proveedoras de todo, no solo de amor y de mantener su llama viva, sino también de techo, casa, carro y comida.... ¡todo!
Sin embargo, también creo que ellos no serían así si ellas no lo permitieran.
En fin. 
Ellos eran un ejemplo para mí, una ilusión de que, aunque tarde, se puede encontrar el verdadero amor y disfrutarlo.
Humildemente no creo que sea conveniente tratar de restablecer esa relación amorosa, creo que se ha perdido mucho de los aspectos más importantes para que sea siquiera una milésima parte de lo que era.
Por ahí he leído que el amor o la etapa del enamoramiento dura dos años y medio y en carne propia lo he experimentado y ahora los veo a ellos y si mal no me salen los cálculos, en esas andaban ya.
Se que no es una regla, se que se debe ser demasiado inteligente para que eso no suceda, pero cuando uno de los dos no tiene voluntad para mantenerlo de esa forma, entonces, creo yo, la relación está condenada a morir más temprano que tarde.
Me apena mucho que en esa etapa de sus vidas estén pasando por un duelo innecesario y que saben que cientos de personas que atestiguamos ese amor lo vemos como una verdadera lástima.
Ojalá el dolor les sea leve y no sea demasiado tarde para levantarse y disfrutar lo que les quede de vida, que espero, sea mucho.

domingo, 24 de marzo de 2013

Soledad

 
 
Desde hace varios meses, me había llamado la atención una mujer mayor que siempre barría la banqueta de un edificio cerca del colegio de mi hijo.
 
Primero volteaba a ver ese lugar por curiosidad, pues yo frecuente en los 90's ese sitio al estar ahí establecido el consultorio de un dermatólogo que me trató varios meses.
 
En tiempos recientes, tomaba esa avenida para irme a trabajar luego de dejar a mi hijo en el colegio y ahí estaba ella.

Una mujer con cabello teñido de rojo, muy delgada, con una escoba en las manos en la que se recargaba mientras platicaba con conocidos (o tal vez también desconocidos) que pasaban por esa banqueta.
 
No sé por qué me daba la impresión que era una mujer deseosa de socializar y eso que la veía unos segundos únicamente.
 
Hace un par de semanas fuimos Juan Pablo y yo a un centro comercial para ir al cine.  Llegamos más de una hora antes de que iniciara la proyección de la película que veríamos.
 
Ahí estaba ella, sentada en una banca afuera del cinema y me senté a su lado.

Rápidamente comenzamos a platicar.
 
Ella comía un enorme vaso de nieve y aunque no me dijo su nombre, sí me dijo que casi todos los días pasaba todo el día en esa plaza comercial en la que todos la conocían.
 
Me contó la historia de trabajadores y trabajadoras de algunos de los locales comerciales.
 
Casi todos quienes pasaban a nuestro lado la saludaban amablemene y luego ella me presumía que me estaba diciendo la verdad, que ella siempre estaba en ese sitio y que por ello era la más conocida del  lugar.
 
Ella sigue igual, muy delgada, alta, ha de pisar los 70 años.
 
Es tan blanca de la piel que las arrugas le han hecho una mala jugada en ese rostro que aún tiene huellas de haber sido el de una mujer hermosa en la juventud.
 
Sus ojos son azules.
 
Ella me cuenta que en ese edificio en el que siempre la veo barriendo y platicando con peatones es propiedad de un hermano de ella que es cirujano plástico.  De mi dermatólogo, nada sabe, aunque sí lo conoce.
 
En cuanto le pregunté si era casada, soltera, viuda y si tenía hijos, su rostro afable se transformó, tal como si se hubiera amargado, aunque no tan al extremo.

De inmediato me dijo que jamás supo lo que era tener novio, que jamás fue besada y mucho menos había hecho el amor con un hombre (así con esas palabras).
 
Ella me cuenta que nunca nadie le lanzó un piropo, ni siquiera por aquellos sus ojos de color y que si iba a una boda o fiesta la frustraba que nadie hiciera el intento o tuviera la caballerosidad de invitarla a bailar alguna melodía.
 
Sentí tanto dolor y rencor en su forma de hablar.
 
Hace poco me dijo alguien que muchas personas nacen (y me incluyó) con la consigna de no casarse o vivir en pareja.  Que debemos acostumbrarnos y aceptarlo porque no todo en la vida es hacer vida en pareja.

Qué injusto me pareció su comentario viniendo de un hombre casado y, supongo, enamorado de su mujer con la que tiene dos hijos y aparentemente una vida ideal.
 
Esta mujer me dio una lección de que los seres humanos, definitivamente, no nacimos para estar solos.
 
Me dolió su dolor.

sábado, 23 de marzo de 2013

Luna de Miel

Hace ya varios ayeres, les compartí los sueños de Juan Pablo.
 
Por alguna u otra razón, casi todos se habían quedado ahí guardados.  No en un cajón, sino en su corazón.
 
Su madre, que soy yo, no había podido organizarse en cuestión de tiempo y económicamente hablando, pero hoy dimos ya el primer paso en firme para cumplir uno de sus más grandes anhelos.
 
Recibí una cantidad de dinero que originalmente estaba destinada al enganche de un auto nuevo, yo sería quien lo estrenara, la primera dueña.
 
Un día lo fui a ver, a probar, a elegir el color y al día siguiente recibí el dinero.
 
Cuando lo estaba contando, recordé lo mucho que me ha estado pidiendo Juan Pablo conocer el mar.

Este año, Juan Pablo cumplirá sus primeros ocho años y aún no conoce esa maravilla de Dios y la naturaleza.
 
Así que sin pensarlo, me fui a pagar sus primeras vacaciones fuera del encierro de la casa.
 
Nos iremos de Luna de Miel los tres, él, su madre y su abuelita.
 
Ya tenemos todo listo, es más, ya hasta ropa tenemos lista.

Así que salimos en unos días más, en pleno ciclo escolar y la verdad, es que estamos ansiosos.
 
Me siento muy bien, creo que supe poner en una balanza las prioridades.
 
Obviamente, el carro lo necesito, pero necesito mucho más ver sus ojos impactados por los regalos que nos da Dios.
 
A mamá y a mí nos urgen vacaciones.  Ella hace un par de años fue a Nueva York y yo no he salido desde que me casé, hace ya casi nueve años.

Así que, Cancún, ahora sí, con todo completamente liquidado, ¡ahí nos vemos pronto!
 

sábado, 16 de marzo de 2013

¡TE AMO!

Nunca antes había estado tan alejada de Tí y Tú, en momentos como éste, estás tan pegado a mí... y ni cuenta me daba.

Te amo con todo mi ser.

Lamento mucho haberte defraudado tanto, haberte fallado.

Pero la sacudida fue tan estremecedora que, aunque tarde, aquí estoy para cobijarme en Tí.

Te amo, Jesús, te amo con toda mi alma.

Gracias por mi nueva vida.  Sé que haces lo mejor para mí y así lo acepto.

Jamás me alejaré de Tí otra vez.

Gracias por el dolor, gracias por el desamor, gracias por esas enseñanzas que me hacen recordar que me amas.

Te amo, Jesús.

domingo, 10 de marzo de 2013

Casualmente...

Viendo este video en Youtube, así toda animosa, sin dramas ni nada...

Me di cuenta que el baterista...

¡Hagan de cuenta él!

Eso sí, hace suspirar el recuerdo (no más).

Eh, ¿qué tal el chamaco?

No es idéntico, porque por supuesto que no lo es, pero es más bien el tipo de hombre el que me lo recuerda.

martes, 5 de marzo de 2013

Electricidad

No sé qué pasó.

Tengo un par de días sintiéndome muy bien.

Tengo muchísimas ilusiones en el futuro.

He estado sonriente, contenta, con muchísimas ganas de salir con mis amigas y ya tengo armado mi fin de semana.

Siento como que -ya era hora- he madurado.

Me siento fuerte y con muchas ganas de seguir adelante y de no dejarme caer.

Sólo espero no sea llamarada de petate... pero esta sensación no la había vivido jamás.

Realmente estoy sorprendida.

Tengo una actitud positiva. No he tenido ganas más que de sonreír, de arreglarme, de meterle duro al ejercicio, la caminada y comer y dormir bien.

Así que, creo yo, ahí la llevo.

Siento que una muy buena etapa en mi vida está por comenzar.

Así será.

sábado, 2 de marzo de 2013

Difícil volver a empezar

Perdí a S, el hombre que me hizo tocar el cielo durante dos años cuatro meses.

Había evitado enamorarme porque la decepción del 2004 fue brutal.

Pero él llegó e inyectó vida a mi vida.

Lo amé todo.

Me entregué totalmente.  Él lo sabe.

Aún no me repongo por esta pérdida... se que me costará mucho tiempo recoger mis pedazos y resurgir.

Estoy cansada de llorar.  Estoy cansada de intentar entender que se acabó así nada más, sin darme cuenta.  Que no hay marcha atrás y que debo soltarlo de una vez por todas.

Tengo qué decirlo: No quiero estar sola.

Quisiera que alguien me dijera que mi destino no es ser únicamente trabajadora y madre.

Yo deseo para mí un hombre, un respaldo.  Me hubiera encantado que fuera él.

Él es frío y "práctico".  Él no se detiene a pensar que si lloro es porque, para mí, él fue mi todo. Mi hombre. Mi brazo derecho. 

Nuestro amor fue intenso y apasionado hasta el último minuto, tal vez por eso me sorprendió el tener que despedirnos.  Yo me entregué incondicionalmente a esa relación, aunque, esta vez, siempre con miedo de que algún día iba a terminar.

Quiero ver una luz que me ayude a pegar uno a uno los cachitos de mi corazón y una plancha que le retire cada una de sus arrugas.

Quiero volver a sonreír.  Quiero sentir lo que me provocaba sentirlo pendiente de mí día y noche.  Extrañaré como una loca sus mensajes, sus llamadas, sus bromas, sus besos, su calor y su cercanía.

Hoy, a 16 días de su adiós, de saber que su felicidad no está a mi lado, aún duele muchísimo.

No me ha servido de mucho caminar 5 kilómetros diarios y el intenso ejercicio en el gimnasio.  Me siento profundamente destrozada y desanimada.

Por favor, Dios, Universo o sea quien sea que tenga la batuta de mi destino, no me abandonen...

Permíteme ser feliz y volver a creer en el amor y ayúdame a no equivocarme.  Enséñame a entregar todo lo que soy al hombre correcto.  No me abandones.

No sé cómo, pero resurgiré de las cenizas.

S:  aunque te amé con una locura inimaginable, debo convencerme de que la realidad es que con tu adiós también he conocido uno de los dolores más profundos. 

Aún así, te agradezco la enseñanza.  La oportunidad de contigo conocer el alcance de amar que tiene este corazón roto.

Hoy, lo he decidido, es el último día que lloro.  Se que así saldrás más rápido de mi corazón.