lunes, 1 de agosto de 2011

Homenaje a mi negro pasado


Con el respeto que me merecen las buenas secretarias y/o asistentes ejecutivos, yo hoy sí vengo a desahogar mi ronco pecho al respecto.

Resulta, que cuando terminé la Prepa, yo no tenía la menor idea de qué carrera estudiar.  Así que mi papá no me dejó pensarlo y junto con mi mamá decidió ingresarme a un reconocido colegio para formar Secretarias Ejecutivas Bilingües.  Yo estaba enojadísima porque yo quería ser profesionista, como mis hermanos, eso lo tenía claro, lo que no tenía definido era qué estudiar.

En fin, me inscriben y el primer día de clases fue para mí una tortura.  Primero, otra vez regresaba a un colegio 100 por ciento femenino luego de dos años maravillosos de estar en escuela pública y mixta. Pero además, yo no quería ser secretaria, por ningún motivo.

Fueron en total dos años y un verano los que estuve ahí.  Debo decir que fui una buena alumna, muy rápida con la taquigrafía Gregg y escribiendo a máquina sin ver el teclado.

Me gustaba la clase de redacción y odiaba las matemáticas y la contabilidad.  Me causaba mucha bronca tener que estar entaconada y vestida formal diario, pues la Señora Irma, una de las directivas del colegio, paseaba su vista de arriba a bajo para checar que sus muchachas cumplieran con el reglamento de etiqueta del colegio.

Me tocó hacer prácticas en Cervecería.

Al graduarme tuve la fortuna de entrar al banco que quería y que nos dio conferencias en ese colegio casi al graduarnos.

En total, fui secretaría durante 10 años y estuve en un total de cinco empleos, todos muy buenos.

Trabajar como secretaria al incorporarme a una de estas empresas me entusiasmaba.  Le echaba muchísimas ganas y el resultado era que al cabo de un año ya había escalado puestos hasta llegar a ser asistente del mero mero petatero de la empresa.  Y era entonces cuando perdía sentido mi trabajo.  Me aburría inevitablemente y entonces tenía qué buscarme otro trabajo para no ciclarme.

Lo que no me gustaba eran las tareas rutinarias, yo no soy nada rutinaria: archivar, sacar copias, servir café, contestar llamadas.  Pero me gustaba tomar decisiones, coordinar gente.

Debo confesar que le tuve mucho resentimiento a mi papá durante esos años, sobre todo cuando me sentía frustrada al saber que tenía suficiente capacidad para ser abogada, como me decía el Sr. Meraz, mi primer jefe en KPMG o comunicóloga.

Pero, justo al finalizar esa década pude darme cuenta que haber estudiado secretariado me ha ayudado hasta ahora, pues me evito el doble trabajo de grabar y escuchar las entrevistas de un reproductor, gracias a que domino aún la taquigrafía en inglés y español.

También debo agradecer que gracias a estudiar eso ahora sigo siendo veloz al teclear en la computadora y no necesito las letras grabadas en cada una de las teclas, pues me las se todas.

Tuve 10 jefes durante esa década.  Unos de ellos dignos de olvidarse para siempre y otros a los que aprecio mucho y que todavía hoy tengo contacto con ellos y que sé que si los necesito algún día, ahí estarán para apoyarme, como Daniel, quien acaba de echarme una mano con un asunto importante la semana pasada.

Hoy, puedo decir que los empresarios que me dejaron grandes aprendizajes fueron Fernando Gallegos, Jesús Herrera, Óscar Silva, César Meraz, Carlos Faz y Daniel de la Garza.  De los demás, por distintas razones no tengo ni por qué mencionarlos.

Afortunadamente no me tocó un enfermo sexual y no fui víctima de acoso por parte de ninguno, pero sí de un trato visceral, intransigente y déspota de los innombrables.

Gracias a Dios, hoy tengo 11 años que no festejo este día, el Día de la Secretaria, aunque extraño los regalitos, las comidas, los premios y el trabajar solo medio día.

5 comentarios:

  1. yo quiero ser un jefe asi tipo: srita buenaschambas venga ami oficina a sentarse en mis piernas digo a tomar dictado xp

    pues felicidades por los viejos tiempos

    ResponderEliminar
  2. jajaja... me acuerdo que mi primer trabajo aquí en Mty, era una pyme y el dueño-jefe se queria cachondear a todas las de la oficina la neta nunca me deje, aunque después que renuncié me tiro el rollo asi cabrón que no pude evitarlo y se lo conté a una ex compañera. Pero bueno, el punto es que este señor si era un jefe asi tipo el que quiere ser el jinete porque se manoseo cañon a la secre y después que ella se arrepintió la corrio.... Asquin...

    Felicidades Ele! por dejar ese puesto sin aspiraciones y por sentirte orgullosa de haberlo tenido.
    besos.

    ResponderEliminar
  3. yo al igual que tú, fui obligada a estudiar secretariado... de lo que no me arrepentí después de todo poruqe gracias a eso pude obtener ingresos desde muy chica y trabajar en empresas muy importantes, y gracias a esto también después pude combinar el estudio con el trabajo y me gradué de LCPA a lo que también me dediqué los últimos años antes de embarazarme, y sigo "festejando" el día, pues lo estudiado nadie me lo quita (mi trabajo me costó) y tengo mi título . Saludos!

    ResponderEliminar
  4. ai va de nuez.... contesté y lo borré... assshhhh que fatal soy pa esto de la compu jajaja
    te decía antes, que a mi me hubiera gustado que mis papis me hubieran obligado a estudiar algo, ya que yo por mi misma nunca decidí que estudiar, y ellos por amarme tanto, ya que sufría de arritmia cardiaca que que casualidad, solo la padecía en fechas de exámenes jajaja total hoy por hoy se que quiero ser cuando sea grande como tu ajajajaja solo tengo casi 40 años jajajaja pero ya he decidido que lo que me llena es el baile, así que aprovechando mi cercanía a esos lugares aunque sea de bailarina de cantina pero yo voy a bailar ajajajajajajajajajaja. creo que es mi estado perfecto, cuando bailo se me olvida todo y me siento inmensamente feliz...cuando sea grande como tu seré bailarina jajajajja besos te quiero!!! ♥

    ResponderEliminar
  5. ¿Abogada?... Nel mi chava, tu eres demasiado honesta para ser abogada, te pongo tachita en esta.

    ResponderEliminar