viernes, 11 de noviembre de 2011

Un día como hoy

Mucha gente no entiende por qué aún hablo de lo sucedido hace seis años.

Fue un día como hoy, pero de 2005, y también cayó en viernes.  

Tenía tan solo tres meses de haberme estrenado como mamá y yo seguía fiel y realmente enamorada de mi trabajo y de la empresa en la que estaba.

Recuerdo que esa mañana estaba reporteando una nota por teléfono de un caso interesante que trascendió mucho en el deporte local.

Estaba en medio de la plática con mi fuente, cuando quien es director de la sección en la que trabajaba se acercó al cubículo para decirme que quería platicar conmigo y que me esperaba a las 13:30 horas en su oficina.

Entonces no contaba con los dotes, las fuentes o el imán del que ahora gozo y que a veces me turba de enterarme de despidos ajenos o propios, pero sí contaba con mi intuición, esa que casi nunca me falla.

Tan solo escuché esas palabras y la sangre se me fue a los pies.  Mi fuente seguía hablando y la grabadora corriendo y mi mente pensando a mil por hora.

“¿Me va a correr?", "¡qué extraño, nunca me cita a cierta a hora en su oficina!”, “¡demonios! Y si me va a correr ¿qué voy a hacer siendo mamá recién estrenada con tantos gastos?”, “creo que mi hijo no podrá sentirse orgulloso de tener una madre periodista de deportes como siempre soñé”.

Miles de cosas, situaciones y preocupaciones pasaron por mi cabeza, como siempre, adelantándome a los acontecimientos.

Uno a uno fueron llegando quienes entonces eran mis compañeros de trabajo y amigos y los enteré de esto.  Todos estaban sorprendidos y tratando de sacar conjeturas del motivo por el cual me estaban citando de esa forma.

Llegó la hora establecida.


Él me habló del rediseño de la sección y de los costos que implicaban para la empresa esos cambios y, como un petardo a la yugular, me lo soltó “no entras en nuestros planes”.

Mi mundo se vino abajo.

Le dije que qué iba a hacer si J se había ido y yo con todos  los gastos encima, que qué había pasado, que si la razón se debía a un mal desempeño de mi parte, etc.

Él se limitó a decirme que no, “te estás yendo por la puerta grande”.   Solo atiné a pedirle de favor que me diera tiempo de limpiar mi computadora pues ahí tenía almacenados mis más preciados recuerdos: mis fotos de la boda y del nacimiento de mi hijo.

La noticia corrió apresuradamente y algunos amigos se despidieron de mí.  Me dirigí con el encargado de Relaciones Laborales, a quien aprecio con todo mi corazón, y con pesar en su rostro me dijo que le podía mucho liquidarme justamente él.

Ese día acabó mi ciclo en la empresa que más he amado, el único lugar donde me he sentido plena en estos 21 años trabajando ininterrumpidamente.

Ese fue el primer día de muchos que lloré amargamente mi salida. Diario llamaba al periódico para saludar, para sentirme integrante del grupo.

Mi pesar duró exactamente dos años.  ¡Dos años!... dos años en los que lloré casi todas las noches… dos años en los que jamás volví a sentirme plena (sigo sin sentirme), dos años en los que me sentía frustrada profesionalmente, hasta que mi actual editor de mi página de colaborador, mi jefazo adorado, Polo, me ofreció la oportunidad de escribir en la misma empresa y en la que, gracias a Dios, continúo. 

Este es el primer año que no recuerdo la fecha.  Los último cinco años estaba pendiente de la llegada del 11 de noviembre desde una semana antes y cuando se llegaba la fecha solo hablaba de esto.

Hoy no me acordé, hasta ahora.

Han pasado ya seis años y se me han pasado rapidísimo.  Los cinco años que estuve dentro no pasaron tan vertiginosamente y creo que eso se debe a que disfruté mucho esa aventura.

Hoy por hoy, tristemente, no me siento plena ni realizada en lo laboral y sigo extrañando y comprometida con mi página y que con cuanta nota importante que me tope, el primero en enterarse es Polo.

No puedo sentir más que un profundo agradecimiento hacia el periódico, nada más y nada menos que el más importante del País, porque me abrió las puertas sin ser yo una profesionista, sino que soy un periodista de oficio, de hueso colorado, de nacimiento y fueron ellos quienes me formaron, ellos son los responsables de que yo sea lo que soy.

Siempre, toda mi vida, estaré en deuda con ellos y sobre todo, con Polo, que ha vuelto a confiar en mí y quien siempre me da un trato profesional y humano.  La mezcla perfecta.


Nunca me faltaron las palabras de aliento, no solo de mis compañeros, sino también de extraños. Como aquel taxista que me llevó del periódico a mi casa ese día y con el que me puse a llorar amargamente luego de contener por horas el llanto en el periódico.

Mi amigo César Vargas me ha dicho en tiempos recientes que justo ahora, que ambos estamos fuera de este medio tan importante por la misma razón, estamos en nuestro  mejor momento periodístico y sus palabras son inyección pura de motivación.

Hoy, seis años después, EL NORTE, te sigo extrañando con todo mi ser.


5 comentarios:

  1. ¡Hola amiguita! Espero estés bien, desde ayer ando por acá en la India ya que ayer fue el día del Veterano y el embajador estadounidense en la India me invito a una “festividad” aquí, mañana estaré en Pakistán y luego de regreso a Afganistán, solo vine a tu rinconcito a dejarte un saludo y un abrazo.
    Cuídate y cuida a tu manotas y a tu mami, si te puedo ayudar en algo házmelo saber, leí apenas hace rato tus pasados posts y mencionas algo de que necesitas checar a tu mami con otro doctor, ya sabes estoy a tus pies si en algo puedo ser útil, mándame un e-mail, estamos a un alambrazo de distancia.
    Otro abrazo... ya sabes te aprecio mucho, nos vemos luego.
    Un saludo a todos tus lectores.

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  2. QUE ONDA CON MI COMENTARIO? SE NOTA QUE EL DEPARTAMENTO DE FILTRADO DE COMENTARIOS ESTA MUY LENTO, HA DE SER HECHO EN MEXICO O TAL VEZ EN CHINA, A LA OTRA LO HAGO CON DOS SEMANAS DE ANTICIPACION... SI FUERA PIZZA ME LA DARINA GRATIS...

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  3. Somos iguales, recordando fechas "trágicas" en lugar de acordarte de cosas mejores. También me resulta divertido que hayamos trabajado para el mismo grupo editorial aunque yo lo único que extraño de ahí es a mis amigos, ja.

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  4. Yo solo me quede con la duda de que pasó (y a que vino el comentario que me mato de risa,,jajaja) con tus pechos llenos de leche??? te pasasteeeeeeeee estoy tirada de la risa ya hasta me volvio el dolorcito de panza jajajaajajaja
    Vivis...
    ;)

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  5. Cuñada! Tienes toooooda la razón, la idea se quedó inconclusa. Buen punto.
    Jajja.
    Yo creo que lo mencioné porque me quedó claro que eso de amamantar se me hizo una tarea muy pesada y quedó marcado en mi memoria el hecho de cumplir con esa función al mismo tiempo que ser despedida.
    Lo que me acuerdo fue que esa hora en la que me citó el director no era hora de Dios porque me movió todo el horario de la extracción de leche en mis horas laborales. Eso quise decir, pero se me fue el avión.
    Ahí disculpe el respetable.

    Ele y Juan Pa

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