viernes, 30 de septiembre de 2011

Viernes patético

Todo comenzó muy bien hoy.  Temprano fui a cerrar definitivamente mi ciclo en la revista.  Finalmente recibí mi liquidación justa sin llegar a pleito.  Todo en santa paz.

Comí como siempre había querido los últimos años en compañía de mis amigas, las mamás del colegio de Juan Pablo, sin prisas, platicamos muy a gusto, aunque Manotas se quiso regresar temprano a casa, con el pretexto de que estaba cansado, cuando en realidad le urgía sentarse en la computadora.

Me gustó porque se hizo fiesta en grande.  Fueron muchos niños y mamás que no tenía el gusto de conocer.

Cuando antier propuse que celebráramos el cumpleaños de Carlo, hijo de Caro, una amiga mamá del cole, en el Wendy’s, nunca me acordé que era viernes, día que J (se supone) viene a ver a Juan Pablo.

Afortunadamente los viernes hay salida temprano y él viene a verlo o pasa por él alrededor de las 4. Nosotros salimos del lugar antes de las 3 de la tarde.

En la mañana, le recordé a Juan Pablo qué día era hoy y que seguramente su papá iría por él en la tarde.  Tajantemente me dijo que no quería ir con su papá.

Un acuerdo entre J y yo es que nunca se lo llevaría en contra de su voluntad y mucho menos llorando, de hecho, en el DIF le hicieron la misma advertencia cuando peleó a muerte verlo viernes y sábado, que, dicho sea de paso, fue un proceso innecesario, pues jamás se le ha negado que lo vea.

En esos ayeres, lo único que le pedía era un poco de paciencia cuando él exigía sus derechos de verlo y llevárselo fuera de casa, cuando recién comenzó a visitarlo después de dos años de desaparición de su parte (en todo sentido).  Nunca lo comprendió y me demandó.  Estuvimos seis largos meses con visitas supervisadas en Capullos.  Fue un proceso desgastante, innecesario.  Esto como contexto.

Las últimas tres semanas, J no había venido a verlo ningún día y solo el segundo viernes de esas semanas le llamó para pasar por él.  Fue la misma historia de hoy: Manotas se negó a salir y él lo aceptó y ni siquiera vino a verlo.

Cuando llegamos al Wendy’s le pedí a mi hijo que si le llamaba yo para acercarse a mí, lo hiciera de inmediato, pues en una de esas sería para comunicarle a su papá.  En dado caso que me llamara. Nunca me llamó.

Aproveché que el niño quiso regresarse de la reunión para estar en casa por si el hombre venía a buscarlo.  Y así fue.  A los minutos estaba aquí.

Juan Pablo de inmediato, al verlo en la cochera y nosotros dentro de la casa, comenzó a decir “ahí viene papá y no quiero ir”.

Ya le había dicho yo hoy que si no quería ir con él, debería decírselo él mismo, pero expresando el motivo por el cual no quiere ir.

El niño se puso muy nervioso cuando él entró (no me gusta que entre a casa de mi madre, pero siempre lo hace, sin saludar a los presentes, en este caso, mi mamá y yo) y le dijo que no quería ir.

Él comenzó a cuestionarle “¿por qué estás tan cambiado?, ¿ya van tres semanas que no te quieres ir conmigo?, ¿qué pasa?”

Comenzó a formarse una bola en mi estómago porque todo lo que dice lo dice en el sentido de acusarme de todo.  Yo guardé silencio.  Juan Pablo simplemente lloraba y decía: “no quiero ir contigo, ¡vete!”.

Llegó un momento en que J se salió de la casa, mientras mamá y yo tratábamos de convencerlo que se cambiara y al menos saliera a saludar a su abuelo, quien venía con J.  Él estaba negado.

Para no extenderme mucho, J comenzó a decirme abiertamente que qué raro que no quiera ir con él, que seguramente yo lo había aconsejado de que no se fuera con él, que por qué no le decía el niño la razón por la que no se iba.

Le expliqué que él ya me había dicho que no quería ir y que le pedí le explicara a él sus motivos, pero que tuviéramos conciencia ambos, que JP tiene un problema de lenguaje y le es difícil expresarse.  No quería yo discutir.

Pero llegó un punto en que me exasperó terriblemente y tuve que decirle de frente que qué esperaba si se desaparece tres semanas consecutivas, que no cultiva el cariño de su hijo.  Él en cambio me dio pretextos: que si no había tenido dinero, que si me da dinero “a mí”, que si el trabajo, que si su carro está en el taller. Pretextos, pretextos, pretextos.

Le dije frente a frente que no intentara responsabilizarme de los frutos que él está cosechando con su actuar.  Que de ninguna manera permitiría que se lo llevara en ese estado.  Él me dijo que yo tengo la obligación de hablar con el niño para aclarar la situación.

Patético.  No entiende razones.  Pasan los años… tiene 42, y sigue siendo un irresponsable, sigue con el corazón ardido.

En fin, fue un momento patético, que ahorita ya no me molesta, pero en esos instantes solo hice lo que creí conveniente. 

Le pedí que a partir de hoy tenía prohibido cruzar la puerta de la casa de mi mamá, pues hoy vi con mis propios ojos que todo el tiempo que yo trabajé y no estaba presente, él hombre se pasa hasta mi cuarto sin siquiera decir “con permiso”.

También le exigí que cuando lo regresara a casa no me lo dejara cual vil bulto en la banqueta o en la reja de la casa.  Que tocara y esperara a que alguna de nosotras lo recibiera, pues me molesta mucho que ha hecho esto últimamente.

A todo me respondía con agresiones y alzando la voz.

Al ver que la conversación no tenía sentido, le pedí que si no tenía nada más que agregar, se fuera. 
Y así lo hizo.  No sin antes decirme que me va a demandar porque yo aconsejo a Manotas no verlo ni salir con él.

Espero tenga las pruebas suficientes para fundamentar esa demanda.

4 comentarios:

  1. Disculpa el lenguaje que voy a usar pero qué pinche hueva de cabrón. Lo triste del asunto es que como él hay un montón. Ojalá te demande y vuelva a perder. Bueno, ya mejor leo otro post porque si sigo voy a acabar mentando más madres. Besos para ti y un abrazo al chamaco.

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  2. Ya me imagino al “emperador” frente a su abogado diciéndole: Si abogado la quiero demandar porque me hace gestos y me saca la lengua cuando llego...
    Y si entras a este blog a leer y me estas leyendo te digo de hombre a hombre... ya crece guey, madura cabron, y lo que te vas a gastar en el abogangster mejor gástalo en tu hijo, cómprale por ejemplo mas ropa, confleis y leche para que desayune en las mañanas (no que no tenga pero no esta de sobra otra cajita extra)... cabrones de estos esta lleno el mundo, por eso este mundo esta bien empinado.

    Cabron... no sé quien seria mas criminal, si tu o el abogangster que se atreviera a demandar a una mujer por eso... ya ni la chingan.

    Ya mejor me callo no vaya a ser que el “emperador” me demande a mi también por hocicón... conmigo no te metas guey, te lo advierto mi papá es luchador y te chinga guey... ay, ay, tu la traes y no me a pegas... PPPPFFFFFFF Patético el asunto.


    Saludos a la Victimaria y a su heredero.

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  3. Una vez mas me haces verificar la palabra al dejar un comentario y me cae que yo si te demando... eso si es un crimen, me cae...

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