miércoles, 14 de septiembre de 2011

Suegras

Debo reconocer que tengo muchas ganas de conocer a la madre de S.

Muy seguido me platica de ella y la relación de ambos.  Hace unos días me platicó en el sofá de la sala de mamá la historia de amor de su padres.

Cuando S me habla de su hija, sus hermanas y sus padres, me entra una curiosidad enorme de conocerlos a todos, por la forma en que se expresa de cada uno de ellos.  No se lo he dicho.

No se lo digo porque es algo que debe surgir solo o suceder a sugerencia de él mismo, además, nunca ha sido mi fuerte la relación con la familia política.  No es que haya tenido mala relación con las familias de mis ex’s, pero no sé, como que me intimidó e intimida relacionarme con sus familias.

En cuanto a mi relación con mis ex suegras, pues solo tuve relación estrecha con tres.  Dos de igual número de novios con los que nunca formalicé y la otra es la abuela de Manotas.

De las dos primeras tengo muy gratos recuerdos.  La mamá de Carlos, aunque poco la ví, siempre fue muy amable y educada y a veces hasta cariñosa.

La mamá de Fernando, doña Lydia, definitivamente es la suegra que todas quisiéramos tener.  Es un pan de Dios, siempre atenta y siempre aconsejando (aunque se llevara de encuentro a su mujeriego hijo) y sumamente cariñosa y agradable.  Todo el tiempo estaba de buen humor y con una sonrisa en su rostro.

Es fecha que si me la encuentro, me saluda como si el cariño no se hubiera olvidado a pesar del paso del tiempo.

De la abuela de Juan Pablo, debo reconocer, tengo los pésimos recuerdos.

Es una mujer fría, extraña y a veces hasta grosera.  En realidad poco la ví.   Y es que, en los 10 años de noviazgo con su hijo solo fui a su casa un total de 10 navidades y otras dos adicionales fuera de la época decembrina, visitas en las que no pasé del porche de la casa.

Cuando visitaba su casa en Navidad, llegábamos a eso de las 8 de la noche, cenábamos a las 9 y me regresaba con él a casa de mis papás para allá celebrarlo con  mi familia y esperábamos la madrugada para el abrazo.

Pero en una ocasión, justo cuando ya estaba a punto de casarme, pasé a su casa a dejarle un adorno que utilizamos en la despedida de soltera que ella y mi mamá me organizaron.

La señora no estaba, así que lo dejé con mi ex cuñado, quien no me pasó a la casa, junto con un pastelito que mi mamá me obligó a comprarle a la señora, pues no me nacía hacerlo. ¡Vaya! No sabía como por qué tendría que llevarle algo a su casa.

Íbamos de regreso a mi carro, cuando la señora venía en el suyo.  Al verme, puso cara de molestia y no me saludó, pero sí se detuvo.  Solo la saludé verbalmente, porque su actitud no se prestó para otra forma de hacerlo, y amablemente le comenté a lo que había ido a su casa.

La señora nunca quitó su cara de molestia y fue muy cortante.  La verdad hasta nudo en la garganta se me hizo y eso que me considero fuerte en muchos sentidos.

El caso es que cuando comenzaron los problemas con su hijo, es decir, casi creo que desde el día de la boda, la relación con ella, si así puede llamársele, fue más tirante todavía.

Es común que J lleve a Juan Pablo a casa de sus abuelos y Manotas jamás la menciona a ella, pero sí habla con cariño de su abuelo.

En el caso de mi mamá, creo yo, también es buena suegra.  Al menos no anda de jacalera en casa de mis hermanos, ni hace comentarios inoportunos, ni emite una opinión si ésta no se le pide. Es servicial y muy discreta.

Así que a mí me hubiera gustado tener una suegra como mi madre.

En fin, no entiendo porqué las relaciones entre suegras–yernos–nueras es tan complicada.  Tan bonito que es lo bonito y tan fácil que es llevar la fiesta en paz.

Lo que sí me quedó claro desde hace 17 años ya, con la experiencia de la familia de J, es que me prometí ser una buena cuñada y creo que ahí la llevo, a menos que Viviana y Álex me lleven la contraria.

Pues la misma consigna tengo de ser buena suegra, pero también me encargo de recordarle a Juan Pablo que a la mujer se le respeta y no se le lastima de ninguna forma, que debe ser fiel y gozar de muy buena comunicación con ellas, pues lo que deseo con toda mi alma y mi ser es que él sea un buen hombre, pareja, esposo y padre... en resumen, que jamás, jamás, maltrate a una mujer y que siempre le de su lugar.  Y que trate de mantener una “familia normal” y no disfuncional.

Dios quiera.

(La de la foto se parece a la madre de J... beauty thing!)

6 comentarios:

  1. Las suegras son como las tapas del pan Bimbo... ¡nadie las quiereeeee!!!!!!!

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  2. Y lo mas curioso es que el ultimo sándwich es el mas sabroso... el que te preparas con las suegras del pan, no sé si es porque es el ultimo y lo valoras mas o porque te estas muriendo de hambre... no lo sé.

    Yo a mis suegras si las quiero allá muy en el fondo... del océano Pacifico.

    Oiga ¿y cuando me va ir a visitar a mi blog? ¿O es usted racista? Snif...

    www.elcuty.blogspot.com

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  3. Botella!!!!...

    No tenía tu blog. Inmediatamente entro, right now!

    Ele y Juan Pa

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  4. mmmmmmmm
    yo a mi suegra la verdad ni la quiero ni la odio simplemente me es indiferente, así como yo a ella supongo.
    Dios la bendiga
    =)

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  5. Es tradición que la suegra sea molesta y las tradiciones se hicieron para cumplirse.

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  6. Observando la foto de la señora mas detenidamente creo que se parece al Guffo ¿no será él disfrazado de mujer? Ande confiese...

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