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sábado, 18 de mayo de 2013

Paseo visual por Cancún

Día Uno.
Su primer encuentro con la inmensidad del mar...




Día Dos.
Su amor por el futbol lo acompañó hasta Cancún...





Y el sueño de pasar los días y las noches en una habitación con vista al mar, se nos hizo realidad...



Listo para apoyar a sus Rayados desde Cancún, en los Cuartos de Final del Torneo Clausura 2013 ante Tigres...



Día Tres.
Una aventura llamada Captain Hook... ¡Inolvidable!
Ojo: El pirata con el que posó para la foto se me hizo gua-pí-si-mo (última imagen de este día)...










Día Cuatro.
Enamorado del mar...








Día Cinco.
Hora de decir "Hasta pronto, Cancún"






PD.- Tengo un grave problema insuperable.  No me tomo fotos. Me resisto.  Del viaje sólo tengo una que nos tomaron en Captain Hook y que me vendieron durante la cena.
Prometo tomar pronto clases para posar, porque no más nunca salgo favorecida por la lente.


viernes, 17 de mayo de 2013

Primer sueño cumplido

Hace una semana volamos a Cancún.

Tuvieron qué pasar dos años para poder realizar el sueño de mi Juan Pablo de conocer el mar.

Estuvimos allá cinco días y cuatro noches de Luna de Miel familiar junto a mi mamá.

Nos hospedamos en un hotel de ese tipo, familiar.

Nos asignaron una habitación con vista al mar, con la promesa de que éstas fueran unas vacaciones inolvidables.

Desde 2004 que no viajaba a descansar ni a la Presa La Boca.  Nunca se había podido.

No puedo describir con palabras la mirada de mi hijo cuando se encontró con la inmesidad del mar por primera vez.

Todo lo capté con la cámara (de la que no encuentro el cable para bajarlas).

Fueron días realmente increíbles.  Casi no salimos del hotel, pues éste lo tenía todo.

Sólo la noche del domingo pasado tomamos el barco del Captain Hook en el que pasamos una velada increíble para mi hijo.

Al final del viaje que tomamos al centro del océano, Captain Hook se enfrentó a Jack Sparrow y ganó la batalla.

Juan Pablo tuvo la suerte de presenciar la guerra en primera fila y cuando se decretó el triunfo de nuestro capitán, en este caso Hook, sus ojos de satisfacción y emoción iluminaron mi alma.

Él disfrutó mucho de su primer viaje a sus siete, casi ocho, años de edad.

Nadó mucho, piso la arena, entró al mar sin miedo, subió y bajó cientos de veces de los toboganes, mal comió y cuando lo hizo lo dejamos elegir y no varió mucho su menú: hamburguesas, fruta y hot dogs.

Los dos terminamos bronceadísimos y bien recargados de las pilas.

No queríamos regresar.

Nada me detiene aquí y estoy por comenzar a buscar una oportunidad de empleo en ese lugar que me tiene maravillada desde hace años, desde la primera de las cuatro veces que lo visito.

Sé que ese es el lugar ideal para que Juan Pablo crezca sano, sin (tantos) peligros, en familia.

Mamá descansó.  Le pedí que no se preocupara por nosotros, que ella se fuera a la playa o saliera del hotel cuantas veces quisiera, que yo me haría cargo de mi hijo totalmente y así lo hizo.

Tomé algunas bebidas con alcohol, no usé bikini y dormí temprano, lo que no puedo hacer aquí siempre.

Realmene estoy muy agradecida con Dios y la vida de regalarnos esta oportunidad maravillosa y tengo la firme idea de, si no encuentro trabajo pronto, viajar de una a dos veces al año a ese paraíso.

Prometo volver con fotos para compartirlas con ustedes.

Ah... creí que esta vez, como las tres anteriores en las que viajé a este lugar con el corazón roto, podría enterrar el recuerdo de Santiago, pero no pude.

Diario me despertaba pensando en él, con rencor, dolor, reproches, pero se que mi corazón está sanando. No he tenido la necesidad imperiosa de llamarlo.

Sólo es cuestión de tiempo.

Lo que sí es que amo a mi hijo y trataré siempre de cumplirle sus sueños mientras sea mi pequeño y él no trabaje para hacerlos realidad.

miércoles, 17 de abril de 2013

No es queja...

Es... ¿sorpresa?

De febrero a este día mi vida ha dado un giro inesperado.

Cuando sufrí el golpe a mi patrimonio, me di cuenta que perder a S era aún más duro que eso...

Hoy, cuando la mala fortuna, el turno, el descuido, o el designo de Dios, mi salud se ve fuertemente mermada, me doy cuenta que esto es mucho más importante que esos dos hechos que me rompieron mis esperanzas y mi futuro que entonces creía prometedor.

Ya en posts anteriores conté aquí lo difícil para mí que ha sido ser mujer, desde la menarquía hasta la espera de Juan Pablo por tratarse de un embarazo de alto riesgo y hoy, otra vez las cuestiones anatómicas femeniles vuelven a darme un golpe bajo, pero que, ahora sí, me tienen con mucho pendiente.

Ha sido una semana difícil.

El lunes 8 de abril llegó mi periodo normal, con algo de dureza en cuanto al SPM, andaba muy sensible, los pechos me dolían de más, etc.

El jueves 11, en lugar de disminuir el flujo, aumentó considerablemente acompañado de grandes coágulos, pensé que pasaría pronto hasta que la intensidad y el malestar me hicieron acudir el domingo a urgencias del IMSS para ver qué pasaba.  Había gastado del viernes al medio día de ese domingo 42 toallas femeninas.

Me atendieron bien, a secas, en el sentido de que me revisaron bien, pero no me dieron un diagnóstico. Me hicieron tacto, me auscultaron con un espejo y me retiraron manualmente gran cantidad de coágulos y luego me sometí a un eco vaginal.

Me dieron un medicamento para "ayudarme a disminuir la hemorragia, pero que de todas formas consultara a mi ginecóloga particular".

Así que salí de ahí pegada al teléfono hablando con la doctora, quien me pidió no tomar el medicamento recetado por los médicos del seguro y que me presentara a primera hora en su consulta en un hospital particular.

Me hizo unas preguntas y me realizó exactamente el mismo procedimiento que en el IMSS, así que volví a lastimarme un poco.

No sé qué vería.  La verdad, no quise preguntar, primero porque estaba sola en el hospital y con un miedo terrible a una mala noticia y luego porque asumí que al final de todo el proceso me daría un diagnóstico.

Después del tacto, la auscultación con espejo y el eco vaginal, me sugirió someterme a una histerectomía, es decir, extirparme la matriz dejando solamente los ovarios para que estos ayuden a no sufrir una menopausia prematura y sus achaques.

Luego de hacerle preguntas me dijo que lo pensara y lo considerara, pero que el siguiente paso, dado la emergencia de detener las intensas hemorragias, ella necesitaba hacer una biometría hemática para ver si no estaba anémica por la pérdida de sangre, así como un legrado para detenerla y una biopsia del endometrio para analizar tejidos.

Sentí que una descarga eléctrica me sacudía completa.  Obviamente pensé "cáncer"...

Subí a otro piso en donde me prepararon y la esperé una hora. Tenía muchas pacientes.

Inició el procedimiento.

Simplemente no puedo describir el dolor físico que me provocó.  Es sumamente doloroso tanto la biopsia como el legrado sin anestesia.

Me dijo que si no me relajaba ella no podría terminar su trabajo, pero lo más importante, no podría detener las fugas de sangre considerables que estaban poniendo en riesgo mi vida (literal).

Sentí durante esos largos minutos, como si me estuvieran arañando las entrañas.  Ni las amenazas de parto o de aborto mientras esperaba a Juan Pablo, fueron tan dolorosas como éstas.

Ella observó a contra luz el tejido que extirpó de mi lastimado endometrio mientras el líquido que haría las veces de conservarlo rápidamente se teñía de rojo.

Ella salió y se quedaron conmigo una residente y una enfermera dado a que yo me presenté sola al hospital.

Comencé a llorar como una niña.  Primero por el dolor y luego por el temor de que algo grave esté viviendo.

Me sentía inmensamente sola, descobijada.

Le envié un mensaje a S diciéndole lo que estaba pasando y su respuesta fue el silencio.  Más desprotegida me sentí.  ¿El qué tenía qué ver en todo esto, verdad?

El dolor siguió por lo menos cinco minutos más después de que salió la doctora de ahí.  Regresó en cuanto mis estudios de sangre estaban listos.

Increíblemente, no estaba anémica y me recetó hormonas.

Los resultados de la biopsia y un papanicolau que practicó aprovechando que ya me tenía en la plancha, me los dan en 20 días.

Me he sentido sumamente débil, nauseosa, inflamada, adolorida.

Hace rato la llamé y le dije que sigo desechando sangre, pero en mucho menor cantidad.

Dice que es normal y que continuara mi tratamiento por 21 días.  A ella la veré el lunes.

Ya hasta he pensado a quién decirle que acompañe a mi Juan Pablo y mamá a Cancún.  Siento que no estoy bien para hacer ese viaje y me dolería en el alma que él se lo perdiera.

Me da miedo que esto vuelva a pasar porque ella dice que es muy probable que esto suceda.  No podré soportar verme otra vez así y sufrir un procedimiento igual.

Me he estado informando sobre la histerectomía, sobre todo lo que esto implica y sus consecuencias.
Me dicen que te incapacitan por 42 días y pasas al menos 5 hospitalizada, ¿Y Juan Pablo y sus tareas y sus cosas?

Dicen que una de ellas es que la vida sexual cambia y me entristece.  Bah! Como si yo tuviera con quién realizar esa parte de mi vida y como si se me antojara sentirme amada en ese sentido ahora que me está llevando la chingada.

Les pido sus buenas vibras y oraciones.

Realmente tengo mucho miedo de que sea algo malo. El semblante de la doctora no es muy animado, está más bien a la espera del diagnóstico.

Lo que hizo fue solo el plan emergente de detener el sangrado.  Esperemos en Dios que no sea cáncer.  Tengo muchas cosas qué hacer con mi hijo y siento que esta semana me ha envejecido literalmente.  En verdad, no tengo ánimo de nada.





viernes, 2 de noviembre de 2012

Juan Pablo y los bebés

En el último año, Juan Pablo ha sentido a flor de piel uno de sus más grandes anhelos: tener un herman@.

Últimamente, su petición ha sido más conciente que antes.

Antes, sólo se desmoronaba cuando veía a un bebé.  Hoy, sucede lo mismo, pero pide un hermano de una forma lógica.

Estos días que descansé, la pasamos muy bien, pues mi mamá estuvo cuidando a sus otros nietos grandes y nosotros reforzamos la convivencia mamá-hijo, nada más.

Y no lo digo porque mi mamá nos estorbe, sino porque nunca la dejamos fuera de nuestros paseos.

Fuimos a McDonald's antier e iba saliendo una mujer empujando la carreola en la que llevaba a su bebé.

Juan Pablo me dijo:

"Mira, mamá, el bebé"... la frase que me ha dicho desde que le nació ese deseo de tener un bebé en nuestra pequeña familia y con esa voz de ternura que lo desmorona.

Pero me sorprendió con el remate:

"Necesitamos un esposo para poder tener un bebé.  Te casas, tienes al bebé en tu panza y el doctor lo saca para que sea mi hermana. Quiero una hermana, mamá".

Oh, por Dios....

Nunca antes me pidió con tanto fervor un juguete o algún dulce de sus favoritos de esa forma.

Me sentí tan enternecida y a la vez tan impotente de estar imposibilitada de darle un hermano.

Ya estoy grande, no vieja, para pasar un embarazo que seguro será peor de riesgoso que el que viví durante su espera.

Santiago no tiene en sus planes ser papá, como yo.

Me da pavor ser mamá soltera de dos, siento que no podría.

Por un lado está la petición de Juan Pablo y por el otro la insistencia de mis amigas mamás del colegio.

Una me dice que con un  hermano, Juan Pablo superaría cualquier problema que tenga (lenguaje, déficit de atención).  Otra, que tiene tres, me comentó esta semana que muere por un cuarto hijo y cuando le dije que qué aventada, me dijo algo muy lógico: que es más fácil tener dos que uno, porque el único deja de demandarte tanta atención.

Luego, viene la cuestión económica y así.... es el cuento de nunca acabar.

Lamento mucho no poder cumplir ese sueño de Juan Pablo y espero un día no me recrimine por darle una familia tan pequeña.

lunes, 29 de octubre de 2012

Elena, yo, quiero amar

Me gusta mucho leer la columna de Elia Martínez-Rodarte, que se publica en el periódico para el que trabajo. 

Su espacio se llama IVAGINARIA y trata, como muchos de ustedes saben, de temas tabú, de sexualidad.

Anoche me tocó editar la columna que se publicó hoy y me causó mucha gracia, de esa gracia que origina el hecho de casi creo ser la protagonista del tema... pareciera que Elia, quien por cierto es mi amiga-colega, conociera ese lado mío.

Sin embargo, aunque la nota va a dirigida o critica a algunos hijos de mujeres "solas", como yo, cuando la iba leyendo y disfrutando, el personaje del hijo se lo colgué en realidad a otras tres personas, adultas todas, que ah, cómo se meten en mi vida.  A dos de ellas las quiero, la otra, tal vez esté en nuestras vidas de pasada...  Digo, en esta vida existe el karma.

Y digo "'solas', como yo...", porque, aunque no lo crean y contra todos los pronósticos de estas tres personas, sigo con S.  Sí, pese a la mala vibra, intromisión y falta de apoyo. Él sigue a mi lado.

Se las dejo íntegra.  Vale la pena leerla para aprender a no juzgar y, sobre todo, no meterse NUNCAMENTE en la vida ajena de los demás... ¡RESPETO, POR FAVOR!

IVAGINARIA

Por ELIA MARTÍNEZ-RODARTE

Mamá quiere amar


En todas las sociedades machistas, las mamás, las madres, las mamis "dejan de ser mujeres" erotizantes a la mirada de muchas personas porque ya han tenido hij@s.

A partir de ese momento, el rol de la maternidad y los maternajes se convierten en el punto fundamental de su ser femenino: entonces deben comportarse y actuar como si su única función en el universo sólo sea supeditada a la crianza de la descendencia.

Entonces pasa a ser la mujercita idolatrada que el patriarcado pone encima de un nicho, del cuál sólo bajan para que el varón correspondiente las vuelva a alcanzar y pueda hacerles otro chamac@ y así seguir perpetuando la prole a la que hay que alimentar.

Muchas todavía se embarazan sin control ni concierto, sólo porque creen que su decisión de no embarazarse de nuevo no les corresponde y que es un designio divino u obligatorio el seguir pariendo, como si eso no fuese ya un trabajo de tiempo completo desde el momento en que el nene se amaciza en las entretelas de la mamá.

Es por este rol, considerado como "sagrado", que la condición de madre es como un apostolado que no debe mancillarse con "roles sucios" o para "putas".  Es por ello que pocos hombres, y muchas mujeres, por desgracia, no ven a sus madres como mujeres que también follan, aman, se enamoran, coquetean, quieren ponerse vestidos atrevidos o sexosos, e incluso existen hij@s retrógad@s e idiotas que impiden a sus señoras madres que salgan con tipos si son solteras, viudas, separadas o divorciadas.

De todas las edades, clases sociales, niveles de educación y de formación existen hijas e hijos nocivos para sus propias madres, quienes les impiden a estas santas mujeres a que sigan con su vida y se den la oportunidad de amar otra vez, sólo porque "es mi mamá, no la voy a dejar que ande de loca coqueteando con señores".

Muchas mujeres, de por sí, cancelan por sí mismas su vida amorosa después de un divorcio o una separación dolorosa porque están hasta la máter de lidiar con un tipo que las dejó harta de los varones.

Algunas otras eligen como práctica religiosa, la de dedicarse por completo a su familia, olvidando que tienen oportunidades de nuevas ilusiones y hasta de camazos saludables que las distraigan de la aburrida vida doméstica, del trabajo y de testerear a sus lepes, muchos de ell@s ya bastante crecidos y peludos.

Otras damas simplemente creen que con una vuelta al parque en una relación fallida, ya tuvieron suficiente y no se atreven o sienten que no tienen derecho de volver a buscar un compañero.

Por eso, cuando les llega un hombre con intenciones de escarceo erótico y romance, le piensan dos veces.

A esto le debemos agregar la sarta de parásitos y estorbos@s hij@s, madre, tías, hermanos, cuñados y hasta el ex, que se entrometen en la vida de la señora, madre y mujer que es solicitada para noviazgo o amasiato o quizá para matrimonio.

¿En qué momento pararemos esta inmoralidad de meternos en lo que no nos importa?

Me sorprende que en está época de nuestro tiempo y en este mundo occidental, aún haya familiares y amigos idiotizados que impiden que una mujer y madre, soltera, viuda, divorciada, separada o sin ningún compromiso, busque calor para su cuerpo.

Ya no digamos para que se ponga de novia, sino para que simplemente vaya al cine con un amigovio, la visiten en su casa, salga a orearse con un tipo o que tenga un buen fornicio, bien puesto y acomodado, cuando se le pegue la gana.

Es ridículo, patético y sumamente vergonzoso que haya hij@s o cualquier otro familiar que critiquen a la mujer y/o la madre por intentar un nuevo romance.

Que haya criaturas que chantajeen a sus genitoras porque éstas desean mantener una vida sexual saludable con alguien que les quiere dar una atropellada.

Cuando una mujer ya pasó por una emparejada, la maternidad, la crianza y luego llega a la libertad por cualquiera que sea la razón, es tiempo de apoyarla, para que busque o deje entrar a su vida a alguien que sea para algo serio o para puro brinco lujurioso.

Eso también significa ser un buen hij@, una buena madre, hermana o cuñada.





sábado, 13 de octubre de 2012

Dolor

Pese a que mi Juan Pablo tiene ya siete años, lo que pasó el jueves me hizo llorar tanto como nunca.

Fue un hecho reprobable, doloroso que terminó con casi seis horas seguidas de mi llanto de coraje, impotencia y muchísima tristeza.

En menos de una semana, Juan Pablo se sintió desairado por las famosas piñatas de sus compañeros del colegio.

Antes que nada quiero dejar claro que lo que a mí me indigna no es le hecho de que no sea tomado en cuenta pues, al ser mamá, puedo entender que a veces no hay presupuesto para invitar a todos los compañeros de salón de nuestros hijos.

También puedo entender que mucho importa a algunas madres hacer click con las mamás de los otros niños y también que ellos ya están en edad de elegir a quién invitar.

El primer hecho que me molestó fue que la maestra, a petición de una madre de familia, repartió en el salón de clases, a la hora de salida, cuando una amiga y yo estábamos en la puerta, las invitaciones de la fiesta de cumpleaños de su hijo.

El hijo de mi amiga y Juan Pablo no fueron requeridos.  Solo atiné a hacerle el comentario a esa mamá, muy amiga mía, que las maestras debería evitar la imprudencia de hacer algo de este tipo.

Juan Pablo es un niño exageradamente sentimental, así que sí sintió que no fue tomado en cuenta, pero al rato lo olvidamos los dos.

Lo que pasó el jueves fue lo siguiente.

Manotas, al no verme en la puerta del salón a la hora de salida, quería comenzar a llorar, pero su maestra le dijo que hiciera tiempo yendo a su escritorio, con una mamá que estaba llenando ahí las invitaciones de la fiesta de su hija, para recoger la suya.

Ahí estaba un montón de chamacos rodeando a la señora.  Ella le entregó una invitación a Juan Pablo y él la alzó muy contento, pero algo le dijo la niña a su mamá que la señora se la arrebató de las manos y mi hijo puso su cara de tristeza.

A los pocos minutos, la mamá, la hija y la maestra estaban afuera del salón, muy cerca de mí y entonces salió Juan Pablo.

Deliberadamente pregunté a mi hijo por su invitación, aquella que su maestra le dijo que recogiera mientras yo pasaba por él y me dijo: "No me dieron, mamá".

La maestra escuchó nuestra plática y le comentó a la señora que Juan Pablo estaba en la lista de sus invitados y la hija le dijo: "No, yo no estoy invitando a Juan Pablo, estoy invitando a Pablo"; su madre sólo sonrió con los labios torcidos.

Salí de ahí conteniendo el llanto, pero al comentarle por celular a otra amiga del colegio me solté a llorar hasta las 8:30 de la noche.

Me dio tanto coraje que un adulto hiciera algo así.

Me quejé con la directora de Primaria Menor y no le puso atención a mi queja.  Más molesta estoy todavía.

Ellas creen que me molesta el que mi hijo se haya perdido una fiesta, cuando en realidad lo que me DUELE en el alma es que lo hayan lastimado de esa forma.

No sé dónde tienen los valores algunos padres de familia y cómo fomentan el bullying y la discriminación en sus hijos.

Yo creo que nunca van a corregir esa actitud y menos si la escuela lo permite.

martes, 31 de julio de 2012

Tres años y contando

Este será, si Dios quiere, el cuarto ciclo escolar de Juan Pablo en su colegio.

El primer año, pese a que tenía pésimos ingresos, me fue muy bien con los pagos de todo.  Creo yo que fui muy bien organizada.

En los últimos dos, no tanto, pero salí a flote.

A partir del segundo ciclo, no recuerdo por qué, me acerqué al "papá" antes de los pagos fuertes de inicio de ciclo escolar, pidiéndole apoyo para librar ese primer tirón, siempre aclarando que sería solo en ese momento y que de las mensualidades yo me haría cargo.

Esos dos últimos años de preescolar abiertamente me dijo que no me iba a apoyar ni sólo al inicio y que mejor lo llevara a una escuela pública.

Entonces le hice una contra propuesta, que me diera lo que piden a los papás de niños de escuelas públicas al año, que no es ni la mitad de una mensualidad del colegio porque definitivamente que en una de ese tipo no podrían darle la atención que necesita el niño por sus problemas de TDA y lenguaje.

Había evitado invitarlo a involucrarse en cosas del colegio por la misma situación, pero decidí invitarlo al cierre del ciclo escolar reciente porque era además el cierre de una etapa de la vida de JP.

A este hombre lo ví contento y admirado por el colegio, sus instalaciones, sus maestras, sus actividades y pensé que ahora sí tendría un motivo para unirse a los gastos de inicio de ciclo escolar.

Pensé que no me había equivocado hasta hace unos momentos.

Cuando volví a tocar el tema del apoyo para Primaria, que es la etapa a la que entrará mi hijo, él se vio más dispuesto.

Tiene como tres meses negándole paseos, juguetes, ropa a Juan Pablo -delante de mi mamá- bajo el argumento siguiente:

- "No podemos (salir, comprar, darte) porque estoy ahorrando para darle dinero a tu mamá para el colegio".

Luego, hace un mes le recordé que ya está el tirón fuerte encima y me habló de un bono que recibiría y del que la gente de RH de su empresa me daría el 20 por ciento del total que le corresponde al niño, pero que también me daría él el resto para el colegio.

Llegó esa quincena y no vino ningún bono y dijo que hoy llegaba.

Sin embargo, la gente de RH me informó que no viene ningún extra depositado a favor del niño.  Así que decidí ponerlo al tanto de esta última noticia y me sale con que el viernes le dará a mi madre el 20 por ciento de los 3 mil 900 pesos que le dieron de supuestas "utilidades".

780 pesos, para un desembolso total de una cifra de cuatro ceros.

Me encabroné.

Y no porque me siga sorprendiendo, de hecho, tengo prácticamente todo resuelto (aunque de última hora y eso provoca demasiado estrés), sino que me molesta que todos estos meses le haya negado a SU hijo tantas cosas -baratas- bajo el argumento de estar ahorrando para su escuela.

Ahora pienso y pienso de qué estará hecho este tipo, cuestiono su cariño por Juan Pablo, me cuestiono a qué demonios viene una "persona" así a este mundo.

En verdad ¡qué poca madre!

jueves, 26 de julio de 2012

Una madre ejemplar


Yo creo que en muchas cosas he fallado como madre. Yo creo que casi todas lo creemos.  

Nunca será suficiente lo que hagamos por los hijos.

Yo, por ejemplo, tengo una enorme cruda moral porque mis horarios en el trabajo han sacrificado mucho las actividades con Juan Pablo.

Rara vez pienso que indirectamente esto del nuevo trabajo, que amo con toda mi alma, es para beneficio suyo, aunque sigue pesándome mucho el que casi no lo veré, sobre todo cuando regrese al colegio.

También se y estoy conciente de que se me agota la paciencia muy rápido, cosa en la que me están apoyando sus terapeutas, para conseguirla de donde sea y para que él comprenda que no tengo un trabajo "normal".

A mi mamá la admiro, aunque a veces, sobre todo ahora que han pasado tantos años, no coincidamos en muchísimos puntos de vista que están al interior de nuestra pequeña familia y que los que están fuera, aún siendo “familiares” no lo entenderían, porque no viven bajo este mismo techo.

Sin embargo, hay una mujer, más joven que yo, que es una madre digna de admirarse.

Es madre de una niña de la edad de Juan Pablo y hace dos ciclos escolares fueron compañeros de salón, y de unos bebés mellizos.

Me encantaba verla cómo se lleva con su hija, cómo la procura y la niña cuánto la obedece y lo bien educada que está.

Luego, nos dio la noticia de que su familia aumentaría.  Cómo olvidar el grito que soltamos las mamás que nos juntábamos todas las mañanas afuera del kínder cuando nos dijo que no era un bebé el que esperaba sino dos.

A mí siempre me ha costado imaginar cómo le hacen las madres de más de un hijo para repartir en partes iguales el amor entre todos sus retoños.

Entonces, tomé su caso como una especie de experimento para verlo con mis propios ojos, ya que es improbable que yo pueda darle un hermanito a Juan Pablo.

Los cuates, son varones, nacieron en noviembre del año pasado y ahora están enormes.

Se de muchos casos increíbles de madres que, de veras, se pasan.

Hay uno en el que ella saca mil y un pretextos para justificar sus “motivos” para llevar todos los días a sus hijos, (un recién nacido) a la guardería, pese a que ella no trabaja y los deja todo el horario de la guardería a la que tienen derecho las madres que sí trabajan y sí necesitan ese servicio.

En cambio, mi amiga, es un gran ejemplo.

Tan pronto pudo, casi en tiempo récord, dejó la casa de sus papás después de su parto múltiple y tomó la batuta del cuidado total de sus hijos.

Ella no trabaja, pero su esposo sí, así que ella solita se avienta la tarea de cuidar y alimentar a sus bebés y de estar al pendiente del desarrollo escolar de la mayorcita, quien, dicho sea de paso, es de las más destacadas del colegio.

Es impresionante ver la paciencia de esta mamá cuando uno de los dos pequeños llora o está inquieto y la habilidad que tiene para cargarlos a los dos para que no “se sientan” y cómo sigue al pendiente de la niña.

Me da mucho gusto ser amiga de alguien tan dedicada a su familia. Sin duda, es un gran ejemplo a seguir y vergüenza para quienes fallamos tanto como mamás.



lunes, 21 de noviembre de 2011

No es de Dios ser asalariada

Hace unos días platicaba con Janus sobre lo que más me puede cuando consigo trabajo luego de unas vacaciones indefinidas.

Me aterra volver a ser esclava de un horario y del tiempo que necesite tomar para poder pedir un permiso para atender algo urgente, como algún compromiso de mi hijo.

Janus ahora está a punto de dejar el mundo de los desempleados y tan solo comentar eso, siento esa pesadumbre por lo que antes les comento.  Me da lástima, pero no su persona, sino mi persona cuando recuerdo cómo me siento cuando firmo contrato en un nuevo trabajo.

Esta semana viví algo patético y me dio mucho coraje  ser asalariada, aunque al mismo tiempo me daba golpes de pecho para que Dios o el destino no se enojara conmigo y me dejara desempleada nuevamente, pero es momento en que sigue dándome un no-sé-qué la situación.

Manotas lleva tres años en el colegio, está en preescolar y hasta ahora no me había perdido nada de las actividades con él en la institución.  Siempre estaba presente cuando era necesario.

El viernes, fue la clausura de la Regioolimpiada y los papás vamos y hacemos algo de ejercicio con los niños.  Los dos años anteriores estuve hasta el final.

Apenas voy a cumplir un mes en el nuevo trabajo y tomando en cuenta que esta semana debo pedir permiso de llegar tarde el miércoles porque voy a recoger sus calificaciones y aprovechan para darnos clase pública, lo cual requiere por lo menos hora y media de mi jornada laboral, pues no podía quedarme en el evento del viernes.

Solo alcancé a bajar con los papás de familia a la cancha, pero tuve qué retirarme a penas iniciaron las competencias de los niños, pues me quedaba el tiempo súper medido para trasladarme a la oficina y no llegar tarde.

Para ponerle sal a la herida, teniendo acceso al Feisbuc todo el día, veía desde un monitor los videos y fotos que las mamás del colegio subían de sus hijos y por más que los veía, buscando encontrar una imagen de “mi hijo abandonado”, no me topaba ni siquiera la sombrita de Manotas.

Los viernes, Juan Pablo sale en un horario que me es imposible pasar por él yo, así que ese día, mi madre se encarga de eso y de la oficina me paso directo a casa para comer juntos.

Llegué y Manotas me mostró orgulloso una medalla de oro que ganó corriendo.  Se me arrugó el corazón porque no lo vi… es su primera medalla en esas competencias y no estuve presente.  Su maestra Rosina, se aventó la tarea de correr de la mano de él y seguramente abrazarlo por su esfuerzo y su logro, mientras la mamá estaba clavando el cuerno en el escritorio.

Todo el fin de semana pensé en ello porque sé que para Manotas fue muy importante.  La prueba está en que no suelta su medalla, la lleva a todos lados y la presume mientras a mí se me vuelve a arrugar el corazón.

Y no quiero pensarlo ni decirlo, pero esta será la primera de muchas cosas que me voy a perder a causa del trabajo.
Este fin de semana fue largo.  Acá en México tuvimos asueto el día de hoy, pero trabajé el sábado en la oficina y en el autódromo y ayer tuve carrera nuevamente de autos.

Hoy me la pasé buscando una batería para mi coche y mientras lo hacía me cayó el 20 de que  por lo menos cuatro fines de semana consecutivos tendré trabajo, del periódico, de las bodas y de las carreras.  Y todo, por el mismo precio, mientras me pierdo de cosas de mi hijo.

En fin… ya descargué mi amargura. 

Y como sé que se solidarizan conmigo, aprovecho para pedirles un voto para Juan Pablo... por favor, dale click a esta palabra y pon Me Gusta... ¡qué lindos!

jueves, 27 de octubre de 2011

Día crucial

Estamos por recibir unos resultados médicos importantes sobre la salud del pilar de mi familia: mi mamá.

Solo he tenido cabeza para trabajar y estar en casa, por eso he estado desconectada del mundo fuera de horarios de oficina.  Esto realmente me preocupa.

Hace días mi amiga Cristy me dijo que si las cosas no salían tan bien como deseamos, debemos verlo como otra oportunidad de vida, pese a que no es lo que queremos con todas nuestras ganas.

Me gustó su filosofía.

Buscaremos otras opiniones y quizá lo hagamos hasta Corpus Christi.  Así que, Cuty, ahí te vamos pronto.

Agradeceré oraciones, buenas vibras y deseos de ustedes.

Gracias…