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lunes, 29 de octubre de 2012

Elena, yo, quiero amar

Me gusta mucho leer la columna de Elia Martínez-Rodarte, que se publica en el periódico para el que trabajo. 

Su espacio se llama IVAGINARIA y trata, como muchos de ustedes saben, de temas tabú, de sexualidad.

Anoche me tocó editar la columna que se publicó hoy y me causó mucha gracia, de esa gracia que origina el hecho de casi creo ser la protagonista del tema... pareciera que Elia, quien por cierto es mi amiga-colega, conociera ese lado mío.

Sin embargo, aunque la nota va a dirigida o critica a algunos hijos de mujeres "solas", como yo, cuando la iba leyendo y disfrutando, el personaje del hijo se lo colgué en realidad a otras tres personas, adultas todas, que ah, cómo se meten en mi vida.  A dos de ellas las quiero, la otra, tal vez esté en nuestras vidas de pasada...  Digo, en esta vida existe el karma.

Y digo "'solas', como yo...", porque, aunque no lo crean y contra todos los pronósticos de estas tres personas, sigo con S.  Sí, pese a la mala vibra, intromisión y falta de apoyo. Él sigue a mi lado.

Se las dejo íntegra.  Vale la pena leerla para aprender a no juzgar y, sobre todo, no meterse NUNCAMENTE en la vida ajena de los demás... ¡RESPETO, POR FAVOR!

IVAGINARIA

Por ELIA MARTÍNEZ-RODARTE

Mamá quiere amar


En todas las sociedades machistas, las mamás, las madres, las mamis "dejan de ser mujeres" erotizantes a la mirada de muchas personas porque ya han tenido hij@s.

A partir de ese momento, el rol de la maternidad y los maternajes se convierten en el punto fundamental de su ser femenino: entonces deben comportarse y actuar como si su única función en el universo sólo sea supeditada a la crianza de la descendencia.

Entonces pasa a ser la mujercita idolatrada que el patriarcado pone encima de un nicho, del cuál sólo bajan para que el varón correspondiente las vuelva a alcanzar y pueda hacerles otro chamac@ y así seguir perpetuando la prole a la que hay que alimentar.

Muchas todavía se embarazan sin control ni concierto, sólo porque creen que su decisión de no embarazarse de nuevo no les corresponde y que es un designio divino u obligatorio el seguir pariendo, como si eso no fuese ya un trabajo de tiempo completo desde el momento en que el nene se amaciza en las entretelas de la mamá.

Es por este rol, considerado como "sagrado", que la condición de madre es como un apostolado que no debe mancillarse con "roles sucios" o para "putas".  Es por ello que pocos hombres, y muchas mujeres, por desgracia, no ven a sus madres como mujeres que también follan, aman, se enamoran, coquetean, quieren ponerse vestidos atrevidos o sexosos, e incluso existen hij@s retrógad@s e idiotas que impiden a sus señoras madres que salgan con tipos si son solteras, viudas, separadas o divorciadas.

De todas las edades, clases sociales, niveles de educación y de formación existen hijas e hijos nocivos para sus propias madres, quienes les impiden a estas santas mujeres a que sigan con su vida y se den la oportunidad de amar otra vez, sólo porque "es mi mamá, no la voy a dejar que ande de loca coqueteando con señores".

Muchas mujeres, de por sí, cancelan por sí mismas su vida amorosa después de un divorcio o una separación dolorosa porque están hasta la máter de lidiar con un tipo que las dejó harta de los varones.

Algunas otras eligen como práctica religiosa, la de dedicarse por completo a su familia, olvidando que tienen oportunidades de nuevas ilusiones y hasta de camazos saludables que las distraigan de la aburrida vida doméstica, del trabajo y de testerear a sus lepes, muchos de ell@s ya bastante crecidos y peludos.

Otras damas simplemente creen que con una vuelta al parque en una relación fallida, ya tuvieron suficiente y no se atreven o sienten que no tienen derecho de volver a buscar un compañero.

Por eso, cuando les llega un hombre con intenciones de escarceo erótico y romance, le piensan dos veces.

A esto le debemos agregar la sarta de parásitos y estorbos@s hij@s, madre, tías, hermanos, cuñados y hasta el ex, que se entrometen en la vida de la señora, madre y mujer que es solicitada para noviazgo o amasiato o quizá para matrimonio.

¿En qué momento pararemos esta inmoralidad de meternos en lo que no nos importa?

Me sorprende que en está época de nuestro tiempo y en este mundo occidental, aún haya familiares y amigos idiotizados que impiden que una mujer y madre, soltera, viuda, divorciada, separada o sin ningún compromiso, busque calor para su cuerpo.

Ya no digamos para que se ponga de novia, sino para que simplemente vaya al cine con un amigovio, la visiten en su casa, salga a orearse con un tipo o que tenga un buen fornicio, bien puesto y acomodado, cuando se le pegue la gana.

Es ridículo, patético y sumamente vergonzoso que haya hij@s o cualquier otro familiar que critiquen a la mujer y/o la madre por intentar un nuevo romance.

Que haya criaturas que chantajeen a sus genitoras porque éstas desean mantener una vida sexual saludable con alguien que les quiere dar una atropellada.

Cuando una mujer ya pasó por una emparejada, la maternidad, la crianza y luego llega a la libertad por cualquiera que sea la razón, es tiempo de apoyarla, para que busque o deje entrar a su vida a alguien que sea para algo serio o para puro brinco lujurioso.

Eso también significa ser un buen hij@, una buena madre, hermana o cuñada.





martes, 1 de noviembre de 2011

Atento aviso

A mis pocos, pero selectos, lectores les informo que debido a que compartiré mi blog a más gente, decidí poner un candado a los comentarios.

Es decir, como en otros blogs, automáticamente se enviarán sus comentarios a mi correo para de ahí autorizar subirlos.  La verdad, no creo que ninguno se quede fuera, salvo los repetidos. Esto es meramente para tener un control.

No me gustan, para nada, las páginas donde gente inculta o grosera postea ofensas y así.

Disculpen la molestia que esto les ocasiona y, recuerden, estamos trabajando para servirles mejor.

Amén.

martes, 25 de octubre de 2011

No existen los votos perpetuos


Cuando trabajaba en la sección deportiva del periódico, me tocó “especializarme” en varios deportes, como el fútbol americano.  Aunque, debo reconocer, no me considero absolutamente una experta en el tema, pero lo cubrí durante los cinco años que trabajé ahí.  Lo mismo escribía una nota de un entrenamiento que una crónica de un partido.

Pero hablo del fútbol americano local, es decir amateur.  Mi fuente era la desaparecida AFAIM, ahora MFL, en la que vi momentos patéticos en los que se involucraba el mal comportamiento de la gente adulta.

Pero hoy no vengo hablar de la MFL, sino que también apoyaba a un compañero, quien sí cubría juegos importantes de la ONEFA y de la NFL cuando se le empalmaban partidos o entrenamientos.

No puedo olvidar esta editorial publicada en el periódico EL NORTE, el pasado 13 de noviembre 2001 sobre la primera final que disputaron los Borregos Salvajes ante los Auténticos Tigres, partido que fue una locura y que me tocó cubrir a nivel de cancha en el Estadio Tecnológico.

Ahí también se vivió un momento patético que Rosaura Barahona abordó magistralmente.  Pondré en negritas la parte que me gusta y que creo que viene a colación en estos momentos de mi vida.

Como quien dice: “al que le quede el saco, que se lo ponga”.



Una mala lección

Por  Rosaura Barahona

 (13-Nov-2001).-

Quienes damos o hemos dado clases debemos ser muy cuidadosos con nuestra manera de ser, entre otras cosas, porque ante los ojos de los alumnos somos un ejemplo a seguir o a rechazar. Como los hijos, los alumnos distinguen, perfectamente, entre lo que decimos y hacemos.

Aprenden más de nuestra manera de ser y de hacer, que de nuestras palabras. Por eso la actitud del coach Frank González, al finalizar el juego entre Borregos Salvajes y Auténticos Tigres, me sorprendió.

El viernes pasado se jugó el campeonato de la ONEFA en el Tec. Era la primera vez que, en una final, se enfrentaban los clásicos rivales. Los Borregos llegaron invictos y los Tigres con las garras a todo lo que daban, de manera que la afición tenía mucho interés por verlos

Los boletos se vendieron en unas horas. Yo ni siquiera asomé la nariz a la taquilla porque estaba en Chihuahua, dando un taller y una conferencia y ansiosa por conocer el resultado. Por cierto, lo supe hasta la mañana del sábado; la tele dio marcadores finales de cuanto juego pueda usted imaginar, excepto ése.

Ya el sábado, en el avión, leí EL NORTE. Ahí me enteré de los detalles del juego y de que el coach de los Tigres, Edmundo Reyes, se quedó esperando a que, como se hace tradicionalmente, el coach del equipo contrincante fuera al centro del campo para darse la mano.

Desconozco las razones por las cuales Frank González, coach de los Borregos Salvajes, mostró una actitud tan poco deportiva. Lo cortés no quita ni lo valiente, ni lo educado.

¿Que el coach Reyes trabajó para Borregos y después se fue a los Tigres? ¿Y? Ni que contratarse con un equipo equivaliera a hacer votos perpetuos. Trabajar como coach profesional equivale a tener un empleo. Y ese empleo puede dejar de ser satisfactorio por diversas razones.

Cambiar de equipo, es decir, de empleo, no es ni una traición, ni una actitud desleal. Si alguien lo hace, no por eso merece ser menospreciado. ¿Que la conducta del coach Mundo, al cambiarse, no fue del todo correcta? Muy reprobable, pero ni eso justifica el desaire público.

Me extraña que siendo araña, el coach Frank no sepa comer mosquitos. Las razones básicas para fomentar el deporte en centros educativos son, precisamente, formativas: que los estudiantes crezcan más sanos física y mentalmente.

Para los adultos que comparten juegos de mesa con niños, una de las cosas más difíciles de lograr es que los chicos aprendan a disfrutar el juego, independientemente de que ganen o pierdan. No es sencillo porque, al perder, se sienten frustrados y desorientados; pero se logra.

Entre los libros más útiles que he leído en mi vida está uno de "Health" (Salud), de secundaria, del Colegio Panamericano. No conozco los actuales, pero aquél enseñaba, con claridad, cosas sensatas e importantes para la edad que teníamos.

Ahí venía una lección que jamás he olvidado. Se llamaba "How to be a good sport". Y aunque la palabra "sport" se traduce literalmente como deporte o, por extensión, deportista, "a good sport", es mucho más que eso; es alguien que sabe reconocer los méritos de los demás, que es generoso y limpio con el contrincante, que no lleva la rivalidad afuera del terreno deportivo, que acepta la propia derrota y/o la superioridad del otro sin dolor y que admite sus errores, carencias o equivocaciones, sin culpar a los demás por ellos.

A nadie le gusta ser derrotado, pero cuando aceptamos la derrota con el espíritu claro y la controlamos, sin dejar que ella nos controle a nosotros, el aprendizaje es enorme.

Nadie niega el talento, la capacidad de mando, los conocimientos, ni el rigor de Frank González. Me consta que sus pupilos y sus ex pupilos lo admiran, quieren y respetan. Por eso me provocó inquietud saber que (literalmente), dejó al coach Mundo con la mano extendida.

Los deportes son juegos que involucran el espíritu de los jugadores, por eso jamás se debe permitir ningún acto que denigre a los contrincantes, dentro o fuera de la cancha. Por eso, también, los jugadores deben saber que en el triunfo o en la derrota siempre debe conservarse la dignidad.

La tele nos mostró a un coach Frank, después de la oración final, dando un último discurso a sus pupilos. Entre otras cosas, dijo: "Sí, somos campeones, pero debemos ser campeones humildes; no debemos sentirnos engreídos. Debemos ser campeones con los pies bien puestos en la tierra". Excelente, pero eso resulta incongruente con su propia actitud.

Aunque el coach Frank tenga razones para estar molesto con su colega, debió mostrar más clase y saludarlo como si nada hubiera sucedido. Eso no es hipocresía; es respeto: al rival, al juego, a la UANL, al Tec, al público y a los propios jugadores.

Me parece que alguien debería decirle al coach triunfador: "C'mon, Frank, you've got to be a good sport". Si lo entiende, su figura crecerá y, el año próximo, será mucho mejor ejemplo a seguir que éste.

Mientras tanto, felicidades a los dos equipos, a ambos coaches, a la Uni, al Tec y al público.

jueves, 20 de octubre de 2011

Soy Elena... y soy adicta

Hace 11 años comencé a comprarla y es fecha que no he parado de leerla semana a semana.

Procuro ser yo misma quien la compra, pero a veces mi cuñada me la pasa una vez que ella también la leyó.

No soy afecta a ser seguidora de artistas, más bien la leo porque me gusta el estilo, la veracidad, la investigación y hasta el contexto.

Si hablan sobre la enfermedad o muerte de un integrante del mundo del espectáculo o el deporte, destinan un espacio de esas páginas para explicar con santo y seña el padecimiento respectivo.

Hablo de la revista TV Notas, de la que me declaro fan absoluto, pero no de la que está en línea.  Aunque dicen que las revistas pronto desaparecerán por la facilidad de hoy en día de acceder a internet, para mí leer la prensa escrita que en origen era impresa (perdón por cantinflear) no me sabe igual si la veo en alguna pantalla.

Apenas es martes y ya estoy buscando quién la tiene primero, aunque suelo encontrarla miércoles y jueves.  Más me tardo en encontrarla y comprarla, que en leerla.

Me la echo en media hora y bien leída, a conciencia.

Así que si ustedes tienen muchos ratos de ocio, en verdad, se las recomiendo, tiene un excelente contenido editorial y gráfico.

Cuando trabajaba en Bodissima, las juntaba y se las llevaba a la Sra. Lucy, la persona que nos apoyaba manteniendo las oficinas limpias.

Ahora, mi victima es S, ahora es él quien me las pide para leerlas cómodamente en su casa.

Ahí les dejo la recomendación.


lunes, 15 de agosto de 2011

Por si no te vuelvo a ver

No sé si sea defecto, virtud o simplemente una de mis características más características.

Suelo ver más de cinco veces una película que me encante y leer miles de veces un libro que me fascine.

Mi hermana Alma se ha convertido en mi proveedora de libros.  Ella y mi cuñado poseen una biblioteca envidiable. Quienes los visitamos en su nueva casa y nos gusta leer irremediablemente terminamos atrapados leyendo los títulos de los libros que integran su enorme colección ubicada en enormes libreros en la primera estancia del hogar.

Uno de los últimos que me prestó fue Por si no te vuelvo a ver, de Laura Martínez-Belli.


Lo he leído tres veces. Consecutivamente.  En un lapso de 20 días.

Termino de leer la última página, con lágrimas en los ojos por el final de la historia, y me regreso a la página uno, para atraparme y conmoverme como si nunca la hubiera leído antes.

Así que la termino y la vuelvo a iniciar de inmediato.

Es una novela realmente hermosa, interesante, conmovedora. Una historia de época, pero una historia bien hecha, bien escrita, perfectamente bien escrita.  Me ha pasado que leo otra cosa después de leer ésta y me molesta la forma de escribir de otro autor.

Aquí la reseña de la novela:

En los albores del siglo XX en México, mientras los vientos revolucionarios soplan cada vez con más fuerza, la pequeña Mercedes ve interrumpida su infancia al ser vendida por su madre a un burdel. Transformada en una joven prostituta, al quedar embarazada y dar a luz, decide entregar su pequeño hijo en adopción. El elegido para hacerse cargo del niño es un hombre culto y adinerado que lo educará y se lo llevará a vivir a la capital. Desatada la Revolución, Mercedes se verá forzada a sumarse a las huestes de Emiliano Zapata, mientras que en la mente de su hijo Gilberto convertido en pintor y ayudante de Diego Rivera el recuerdo de su madre parece desvanecerse.
Por si no te vuelvo a ver es el emotivo retrato de una época marcada por el fragor de la lucha armada y la energía de los artistas plásticos que reflejaron en sus obras el anhelo de renovación que se perseguía. Una novela conmovedora, enmarcada en uno de los momentos más importantes de la historia de México.

El sábado la terminé por tercera vez. Aunque es económico (creo que no cuesta lo que merece) y vivo a unas cuantas calles de una Librería Gandhi, no quiero despegarme de él.  Quiero tenerlo en mi buró eternamente, para rescatarme de los momentos de aburrimiento o de ansiedad.

Así que ayer, mientras reposaba la colitis ocasionada por la inesperada visita de Mr. Rojas, comencé a leer por segunda vez otro libro de mi hermana, La Escuela del Amor, de Beatriz Escalante. Que no me llena casi nada como la primera que les comento y recomiendo, pero al menos me hace llevadero el momento.

Les dejo la recomendación.  Ampliamente recomendada.