sábado, 13 de octubre de 2012

Dolor

Pese a que mi Juan Pablo tiene ya siete años, lo que pasó el jueves me hizo llorar tanto como nunca.

Fue un hecho reprobable, doloroso que terminó con casi seis horas seguidas de mi llanto de coraje, impotencia y muchísima tristeza.

En menos de una semana, Juan Pablo se sintió desairado por las famosas piñatas de sus compañeros del colegio.

Antes que nada quiero dejar claro que lo que a mí me indigna no es le hecho de que no sea tomado en cuenta pues, al ser mamá, puedo entender que a veces no hay presupuesto para invitar a todos los compañeros de salón de nuestros hijos.

También puedo entender que mucho importa a algunas madres hacer click con las mamás de los otros niños y también que ellos ya están en edad de elegir a quién invitar.

El primer hecho que me molestó fue que la maestra, a petición de una madre de familia, repartió en el salón de clases, a la hora de salida, cuando una amiga y yo estábamos en la puerta, las invitaciones de la fiesta de cumpleaños de su hijo.

El hijo de mi amiga y Juan Pablo no fueron requeridos.  Solo atiné a hacerle el comentario a esa mamá, muy amiga mía, que las maestras debería evitar la imprudencia de hacer algo de este tipo.

Juan Pablo es un niño exageradamente sentimental, así que sí sintió que no fue tomado en cuenta, pero al rato lo olvidamos los dos.

Lo que pasó el jueves fue lo siguiente.

Manotas, al no verme en la puerta del salón a la hora de salida, quería comenzar a llorar, pero su maestra le dijo que hiciera tiempo yendo a su escritorio, con una mamá que estaba llenando ahí las invitaciones de la fiesta de su hija, para recoger la suya.

Ahí estaba un montón de chamacos rodeando a la señora.  Ella le entregó una invitación a Juan Pablo y él la alzó muy contento, pero algo le dijo la niña a su mamá que la señora se la arrebató de las manos y mi hijo puso su cara de tristeza.

A los pocos minutos, la mamá, la hija y la maestra estaban afuera del salón, muy cerca de mí y entonces salió Juan Pablo.

Deliberadamente pregunté a mi hijo por su invitación, aquella que su maestra le dijo que recogiera mientras yo pasaba por él y me dijo: "No me dieron, mamá".

La maestra escuchó nuestra plática y le comentó a la señora que Juan Pablo estaba en la lista de sus invitados y la hija le dijo: "No, yo no estoy invitando a Juan Pablo, estoy invitando a Pablo"; su madre sólo sonrió con los labios torcidos.

Salí de ahí conteniendo el llanto, pero al comentarle por celular a otra amiga del colegio me solté a llorar hasta las 8:30 de la noche.

Me dio tanto coraje que un adulto hiciera algo así.

Me quejé con la directora de Primaria Menor y no le puso atención a mi queja.  Más molesta estoy todavía.

Ellas creen que me molesta el que mi hijo se haya perdido una fiesta, cuando en realidad lo que me DUELE en el alma es que lo hayan lastimado de esa forma.

No sé dónde tienen los valores algunos padres de familia y cómo fomentan el bullying y la discriminación en sus hijos.

Yo creo que nunca van a corregir esa actitud y menos si la escuela lo permite.

2 comentarios:

  1. No te aflijas, eso es típico en todas las escuelas. A mi hija le hacen lo mismo en su grupo, y sí es un poco lastimoso. Lo que hacemos nosotros es invitar a los amigos (sí mi hija tiene puros amigos hombres, jaja) a la casa y se la pasan fenomenal. Obviamente no invitamos a esas niñas envidiosas. Lo que pones es muy incómodo, pues eso que le hayan quitado la invitación de las manos no tiene nombre. Esa mamá no tiene el menor sentido de respeto. No es una amistad que le convenga a tu hijo.
    Rainman

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  2. ayyy nooo por favor, como odio a las mamás que no tienen educación, ni tacto para tratar con niños.... y super mal también el colegio por permitir y FOMENTAR éste tipo de prácticas, perdón pero, a dónde vamos a parar si como institución no ponen el ejemplo? en el colegio de mis sobrinas le han dicho a mi hermana que si no piensa a invitar a todo el salón, que por favor haga su repartición de invitaciones en privado, y fuera de la institución. En mi colegio con mi niña Cristy me ha pasado pero no entregan las invitaciones ahí, sin embargo después Cris se entera porque los mismo niños sacan al tema cosas de la fiesta y Cris me pregunta que porqué no nos invitaron y qué porqué yo no me junto con las otras mamás del salón? le digo, no nos invitaron porque a veces no se puede invitar a todos, en los salones te cobran por platillo, además tu también cuando sea tu fiesta tienes la libertad de elegir a quién invitar y a quién no, y además le digo que, no te preocupes por eso, cosas como ésa van a pasar muchas veces en tu vida y no debes darle importancia a quién no la merece, por otro lado de la amistad con las mamás de su salón le digo que, no hicimos click, no tenemos los mismos intereses, no somos afines en la personalidad y tenemos educación muy diferente, entonces que las saludo y todo pero evito ir a sus reuniones, en las cuales por cierto no soy requerida. Mis hijos y yo (yo también fui asi en la infancia) tenemos la cáscara muy delgadita (es decir, somos muy sensibles) pero por experiencia propia he aprendido a no derramar lágrimas por quién no lo merece y a no darle demasiada importancia al asunto, porque de no ser asi, sufriría mucho, y he tenido muchas malas experiencias al respecto, tal vez por eso aprendí más rápido la lección (si yo te contara....) En fin, ánimo Elena, abrazos, Diana S.

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