lunes, 10 de octubre de 2011

Ya se ganó el cielo


(Las canciones con las que "ilustro" esta entrada, no son ejecutadas por la Banda de Música de la Ciudad de Monterrey, simplemente las pongo para que se den una idea de las rolas que me inyectan alegría domingo a domingo y, ¿por qué no? se animen a ir)

Yo creo que el día que deje de ir los domingos a los bailes de la Banda de Música de la Ciudad de Monterrey, se me secará la mitad del cerebro y la creatividad para alimentar éste, mi rincón.

Hoy vengo a platicarles de una chica que va ahí y que es más joven que yo.  Le calculo unos 25 años.  Se ve que es una chica bien, de buena posición económica, pero súper sencilla.

Me gusta cómo viste, pues aunque no recurre al último grito de la moda, sabe combinar muy bien sus atuendos completos y hace lucir su muy delgada figura.

Ella no es muy alta, a lo mucho medirá 1.65 metros (tal vez menos), es de cabello largo, casi rubio.  Muy linda de la cara, facciones finas, pero lo mejor es que es dueña de una sonrisa franca y hermosa.

No suele llegar a tiempo a los bailes, más bien, llega poco después de las 11:00 horas y siempre lo hace con pasos apresurados y a veces lleva en la mano un vaso contenedor del Starbucks.

Temprano, llega una pareja de adultos mayores, que, como yo, tienen su espacio definido en el que colocan sus sillas.

Ella es alta y de ojos de color claro y él usa bastón.  Esperan pacientes mientras comienza la audición.  De pronto, llega ella, la chica joven, directito a saludarlos.

Esto sucede todos los domingos, pero ayer puse más atención a su interactuar.  Ella, la joven, viste un vestido de camiseta largo, hasta el tobillo, color gris con rayas negras horizontales.  Luce espectacular, pues su figura la hace verse preciosa siempre.

Él, el señor, lleva una camisa azul a cuadros.

En eso está, en los saludos, cuando el señor entrega su bastón a su mujer, quien lo recibe y “se despide” de su esposo. 

Se dirige a la pista en compañía de la joven. Y así empiezan casi dos horas de bailar sin parar.

Apenas ponen un pie en la pista, que no es más que los bajos del Palacio Municipal de Monterrey, y ella le dice.

“¡Qué guapo te ves hoy!”.

Él le responde con una sonrisa de orgullo y agradecimiento.

No he investigado sobre ellos y, por lo que puedo observar, según yo, es probable que no tengan ningún parentesco, pues la chica no tiene ningún parecido físico a la pareja.

Pero, por el cariño que le tiene al hablar con él y bailar las dos horas sin parar pudiendo dormir un poco más en un domingo que los jóvenes lo aprovechan para eso, ella prefiere hacer pasar feliz ese domingo a un hombre mayor que creo que pudiera ser su abuelo.

Yo creo que ella ya se ganó el cielo, directo, sin tocar baranda y sin escalas.

Esta es una de las rolas que tocan en las audiciones, por supuesto, no hay punto de comparación, pues escuchar a más de 20 virtuosos músicos 100 por ciento en vivo no tiene precio y, dicho sea de paso, es la favorita de mi mamá.  Si eres regio, atrévete y asiste cualquiera de estos domingos.  Te aseguro que te vas a divertir.



2 comentarios:

  1. ¡Hey! Me gusta esa música, si estuviera yo en Monterrey te aseguro que iría todos los domingos a pasar un buen tiempo ahí y a ver si también me cortan la cola de diablo que tengo y me gano el cielo bailando con una viejita, como la chamaca esa que cuentas, ah no si viejito estoy yo, entonces que me saque a bailar una chamacona, mantéenos informados a ver que onda, y también de los dos tortolitos, de tu historia de amor de otoño.

    Que estés bien, Saludos.

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  2. dale mi telefono, yo la invito a bailar XD, aunque para mi que ha de ser la amante del señor este

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