viernes, 7 de octubre de 2011

En casa

Desde hace unos minutos Dalí Miguel está en casa.

Esta mañana me presenté temprano en el Antirrábico de San Bernabé.

Muy amablemente me atendió la misma persona, el mismo señor que me permitió el acceso a las jaulas el  martes pasado.

Yo llegué con una enorme sonrisa y después de darle los buenos días le anuncié: “Encontré a mi niño”.  Le sorprendió mucho enterarse que Miguel estaba ahí dentro y entramos a verlo.

Minutos después trajo hasta la recepción al hombre que se encarga de recoger a los perros por mi casa tras las quejas de los vecinos.

Me comentó que lo recogió ¡el lunes! A exactamente tres cuadras de mi casa, en la calle 20 de noviembre, donde hace un par de semanas, ahora que camino mi ciudad el día entero, me di cuenta que en esa cuadra había más de 10 perros sueltos.

Ese fue uno de los puntos donde puse pósters buscando a mi primogénito, justamente el día martes.

El día que lo recogieron, pero  a las 22:00 horas, fue la primera vez que visité la perrera en esta historia de búsqueda de Dalí, fue cuando le llamé tras un portón y en el que pude jurar que contestó a mi llamado ladrando asustado.  No me equivoqué.  Era él.

Lo que sucedió es que estaba tan aturdida el martes al ver los perritos sacrificados, que no me fijé que las jaulas individuales también tenían canes por separado, así que no pasé por ahí para buscarlo.  Ahí estaba él.

El hombre que lo recogió me dijo que decidió ponerlo ahí porque notó que Dalí Miguel era perro de casa y que estaba seguro que irían a buscarlo.  Me comentó que me vio el martes cuando entré a la jaula común, pero que obviamente no imaginó que yo era su madre.

Me confesó que estaba ya en la lista de sacrificados del día de hoy. 

El primer hombre que me recibió estuvo presente durante toda esta charla y ya cuando nos quedamos solos de nuevo, me comentó que tiene un programa de radio y que había comentado mi caso al aire, que le conmovió mucho mi llanto (qué vergüenza) y que le daba mucho gusto que lo haya encontrado.  Yo sonreía en todo momento.

Aquí quiero hacer un paréntesis, esta persona me aclaró que ya no sacrifican por medio de la electrocución, ahora sí utilizan dos inyecciones y que los perros no sufren.  Simplemente mueren de un infarto fulminante.  Aunque para mí el desenlace sigue siendo igual de triste y me da mucha impotencia.

Me ofreció que ellos mismos podían esterilizarlo, gratis.  Así que ahí lo dejé unas horas más para que fuera sometido a ese procedimiento pues es una forma de tranquilizarlo y que no se aleje tanto de casa, aunque jamás lo dejaré salir solo.

Pasé por él a las 14:00 horas, casi no puede caminar porque le duele la herida.  Está sumamente flaquito y  muy sucio.  Huele espantoso.  Además está lleno de pulgas y garrapatas.  Desafortunadamente no podemos bañarlo hasta el lunes, mientras tanto le estaremos haciendo las curaciones y dándole los medicamentos necesarios para su recuperación.

No ha comido aún, no se le apetece, pero, está en casa.  Mueve su colita cada que escucha su nombre.  Por el momento y como nunca, está en la lavandería, pues teniendo niño en casa no podemos arriesgarlo a que lo pique una garrapata porque Manotas podría adquirir una enfermedad grave.  Urge que sea lunes para que Miguel esté limpio y adentro de su casa, como siempre.

Fue una dura lección para todos.

Dalí Miguel, bienvenido a tu casa…

(Les debo la foto familiar para el lunes, ya cuando esté bien limpiecito)


2 comentarios:

  1. Ni más que decir, solo sonreír y disfrutar el fruto de tu esfuerzo buscándolo.

    Un abrazo.

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  2. Qué gusto saber que lo encontraste y lo salvaste de un trágico final.

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