domingo, 17 de febrero de 2013

=O

Este es mi horóscopo para mañana 18 de febrero de 2013, según Astrocentro.

18 de Febrero de 2013
El amor es algo cambiante e inestable, Elena Torres.
El día que consigas asimilar este concepto, las cosas serán mucho más fáciles para ti.
Has recibido tantas desilusiones que no consigues creer que las cosas vuelvan a funcionar.
Pero tomas como el ejemplo el mar, la marea viene y se va constantemente.
De la misma manera, los sentimientos aparecen y desaparecen movido por las fuerzas de los astros.

sábado, 16 de febrero de 2013

Para que no se me olvide...

Autor: Francisco Merelo

Yo, que creí saber tanto al respecto a las relaciones amorosas, últimamente, sin querer y sin darme cuenta, en medio de un amor y otro, he observando mis experiencias, mis aciertos y sobre todo mis errores y he visto que en materia de amor, aun me falta tanto por APRENDER, ENTENDER, CAMBIAR, CORREGIR, ACEPTAR, y MEJORAR.

Debo APRENDER que enamorarme no es obsesionarme ni irme a los extremos.

Debo APRENDER que no debo poner toda la motivación de mi vida en una persona.

Debo ENTENDER que no se debe rogar amor y que una relación de pareja no es para vivir angustiado.

Debo ENTENDER que si pretendo tener una relación de adulto, debo comportarme como tal.

Debo ACEPTAR que en el amor, como en cualquier otra cosa en la vida, existen los tropiezos, las caídas, los dolores y el miedo, los cuales hacen dificultar más las cosas.

Debo APRENDER que no es bueno sobrevalorar, endiosar, ni idealizar a nadie. Porque todos somos humanos, y no debo esperar de mi pareja más de lo que debo esperar de un ser humano.

Debo APRENDER que es bueno ser como soy, siempre y cuando eso no implique irrespetar a quien este conmigo.

Debo ACEPTAR que en algunas ocasiones es necesario pasar por un gran dolor para conocer una gran felicidad, ya que a veces el suelo del fondo es el más apto para brincar.

Debo ACEPTAR que el sentir algo hoy, no implica que lo sienta mañana. Y así como me permito disfrutar también debo permitirme llorar, ya que el dolor es parte de la vida, al igual que el placer.

Debo ENTENDER que la comodidad que me brinda la rutina es falsa, porque la vida está en constante cambio, por eso en necesario aprender a tolerar la inseguridad natural que se maneja en la vida cotidiana.

Debo ACEPTAR que los planes pueden desaparecer en un instante, porque el futuro se mueve como desea y no como a mí me de la gana. Si el futuro me permitiera hacer algunas cosas sobre él, debo estar lamentándome por todo lo que pude hacer.

Debo ACEPTAR que alrededor del amor la sociedad ha creado muchas cosas que son un fraude. Por eso debo dejar de volverle la cara a la verdad solo por seguir una falsa comodidad o por miedo al dolor.


Si la vida me demuestra que aquello en lo que puse mi corazón es una mentira, debo aceptarlo, ¿cómo? llorándome, desahogándome y renaciendo como una nueva persona que seré.

Debo MEJORAR mi autoestima:

- Para que la partida de alguien a quien quiero no me haga sentir despreciado.
- Para no ser tan sensible al abandono.
- Para que no hiera mi ego.
- Para no terminar creyendo que me dejaron por feo o por tonto.
- Para aceptar simplemente que funcionó el tiempo que tenía que funcionar.
- Para no arrastrarme poniéndome de alfombra a los pies de nadie.

Debo ACEPTAR que a quien le agrado hoy, no es seguro que le agrade mañana. Y eso no tiene porque ofenderme...

- Si acepto que a veces las personas no pueden dar más.
- Si acepto que quien está conmigo tiene derecho a no estarlo.
- Si acepto que a quien amo tiene derecho a tomar sus propias decisiones, aunque a mi no me agraden.

Debo RECORDAR que a veces, lo bueno se obtiene esperando y que presionando se arruina. Por eso es necesario tener paciencia, esperar tranquilamente y RECORDAR:

- Que la impaciencia es producto de un impulso emocional que tal vez pronto pasará.
- Que la impaciencia asfixia a quien esté conmigo.
- Que la presión se puede convertir en irrespeto.
- Que tomar una decisión mientras estoy impaciente es peligroso, porque estoy influido por un estado emocional extremo y pierdo toda objetividad. Por lo tanto, ahí no va mi verdad, va mi impulso, y podría ser algo de lo que me arrepienta.
- Si no soy paciente veré como sufrimiento el tiempo que estoy en espera.

Debo APRENDER a no ser posesivo. El que alguien se vaya no es perder a una pertenencia que a mí me gustaba mucho.

Mi pareja no es mía, es prestada y "su dueño" tiene derecho a llevársela cuando desee. Y aunque "ser dueño" de alguien brinde más seguridad que tenerlo prestado, debo entender que es una ilusión. Aunque crea que es mía, no lo es, por lo tanto:

- No puedo decidir sobre la vida de quien esté conmigo.
- No puedo esperar a que haga solo lo que yo desee.
- No puedo controlarle, manipularle, adueñarme de ella ni controlar su destino.
- No debo reclamarle a la vida porque me quitó lo que me prestó.

Pero sobre todo, DEBO APRENDER QUE NUNCA DEJARÉ DE APRENDER, y mientras continúo aprendiendo, debo permitirme vivir y sentir.

Y ahora, que me empiezo a recuperar de los dolores que sufrí gracias a que ni siquiera había aprendido que había mucho que aprender, lo único que me queda es tomar un gran suspiro y decirme a mí mismo...

¡Bueno amigo... volvamos a empezar!

Recogiendo los pedazos de mi corazón...



Todo cambia,
 ya lo sé...
Pero hay cosas que se resisten
No pretendo ser distinto,
Metí la pata más de una vez, lo sé

Pero yo nunca te olvidé
Porque eres de esas cosas
Que por más que pasa el tiempo
 No, no se olvidan esos besos que me diste
No se olvidan
Hay que tener mala memoria

No, no se olvida
por más que pongo a remojar tus huellas
no se quitan
Y eso no se olvida

Todo viene, todo va
pero hay quien se queda en el medio
No pretendo convencerte
sólo quédate un poco más
¿Después de ti qué puedo esperar?
Si tú eres de esas cosas
Que por más que pasa el tiempo
 No, no se olvidan esos besos que me diste
No se olvidan
Hay que tener mala memoria

No, no se olvida
por más que pongo a remojar tus huellas
no se quitan

Y a pesar que voy perdiendo
Siempre habrá un segundo tiempo
Siempre habrá un segundo tiempo
Si te debo tantas cosas que no sé como pagarte
Y eso no se olvida y eso no se olvida

No se olvida el aire si se hace falta 'pa vivir
No se olvida el cielo
No se olvida el cielo
Si algún día estuviste ahí
¡Oooohhhhhh!

 No, no se olvidan esos besos que me diste
No se olvidan
Hay que tener mala memoria

No, no se olvida
por más que pongo a remojar tus huellas
no se quitan
Y eso no se olvida
Y eso no se olvida

Por más que pasa el tiempo
yo jamás te olvidaré
Por más que el tiempo pase
yo nunca te olvidaré




sábado, 12 de enero de 2013

Ya no cabía en este mundo...

Mi día de trabajo normal hoy pasó a ser uno escalofriante.

Venía manejando cerca del periódico cuando me topé con compañeros gráficos y un montón de patrullas.  Más adelante, la típica camioneta del forense.

Me llamó la atención, así que llegué al periódico directamente a enterarme de primera mano qué había sucedido a unas cinco cuadras de este edificio.

Leí la nota.  El nombre de uno de las víctimas despiadadamente asesinadas hizo volar mis recuerdos vagos en la mente, pues padezco olvidos realmente alarmantes.

Su apellido no es común, así que no había mucho margen de error, desgraciadamente.

Cotejé el nombre de la nota de uno de los dos ejecutados en ese hecho con un reportaje que hicieron aquí unas colegas a sugerencia mía (la misma historia la había publicado ya en el sitio web en el que trabajaba al mismo tiempo que era yo colaboradora externa en este periódico) y desgraciadamente todo coincidía.

Recordaba que Silvia, la hija de este hombre, de Mario Alberto de Ocha González, me había comentado que su papá vivía o trabajaba aquí cerca del periódico.  Otra terrible coincidencia.

Le hablé a la representante de una famosa actriz local quien es comadre de Don Mario y tristemente me confirmó que este hombre con alas de ángel había sido una víctima inocente más de esta horrible ciudad.

Pasé la información en el periódico.  Conté rápidamente su historia, busqué los archivos periodísticos y me pidieron escribir una nota humana sobre este hombre.

¡Batallé tanto!  Me sentía tan triste, impactada, impotente.  No pude escribir hasta que me puse a llorar a mis anchas.

Aquí les dejo la liga del artículo que escribí para Nosotros2.com hace casi tres o cuatro años.

Para quien no puedan abrirla directamente, abajo les pongo el texto.

Que en paz descanse un hombre ejemplar, un hombre en toda la extensión de la palabra y mi más sincero apoyo y pésame a sus cinco hijos quienes seguramente jamás podrán reponerse de este injusta y muy lamentable pérdida.

+ + + + +

http://www.nosotros2.com/mujer/025/articulo/4263/un-papa-extraordinario


Un papá extraordinario

Mario A. de Ochoa, platica la forma cómo cuidó y educó a 5 hijos


Esa noche no fue una noche cualquiera.
Como una forma de llamar la atención de su ex esposo, una mujer abandonó a las puertas de la nueva casa de Mario Alberto de Ochoa, a los cuatro hijos de ambos.
Silvia, la mujercita, tenía apenas nueve años de edad; Mario Alberto, ocho; y los gemelos, Margil y Jorge, estaban por cumplir seis.
 “Mi mamá no soportó la carga de ‘estar sola con nosotros’ y literalmente nos dejó en las puertas de la casa que mi papá había comprado al divorciarse”, cuenta *SyE2010* en los foros de Nosotros2.
“Ella creyó que él se espantaría de tal acto y que le daría más facilidades económicas para que ella se quedara de nuevo con nosotros, pero mi papá decidió cuidarnos y criarnos solito… es cosa que siempre le he agradecido porque es el hombre más maravilloso del mundo”.
Tiempo después, Mario Alberto obtuvo la patria potestad y la custodia de sus amados hijos y, por cuestiones psicológicas, la mujer no debía acercarse a los pequeños, además de que ella no mostró nunca interés de hacerlo.
“Mi madre ha sido mi propio padre… él me acompañó a comprar mis primeras toallas femeninas, él lloró conmigo en mi primer truene, me regaló mi primer labial, planeó conmigo mis XV años, él es y ha sido mi héroe”, dice Silvia.
Este padre y madre de familia, tiene actualmente 48 años de edad y dejó que creciera aún más su singular familia con la llegada de Santiago III, quien ahora tiene 13 años y también está bajo el cuidado de Mario Alberto.
Esa noche, él, psicólogo de profesión, se enfrentó a la realidad y vio cómo el destino se presentaba ante sus ojos y cómo definiría hasta estos días su razón de vivir.
Lógicamente, él se enfrentó a muchos temores e incertidumbres desde ese momento.
“Temor de no ser lo suficientemente fuerte y responsable para llenar los requisitos de ellos”, cuenta Mario Alberto, “me asaltaban las broncas de mi pérdida, entonces me metía al baño a ducharme, abría el grifo y así podía llorar sin que ellos se dieran cuenta (risas)… ¡qué tiempos aquellos!”.
¿Es difícil ser papá y mamá a la vez?, se le pregunta a este padre extraordinario.
“En realidad no. Difícil es cuando te caes a un foso lleno de cocodrilos y no sabes nadar… difícil es cuando te caes por un cubo de ascensor y no había ascensor; difícil es cuando te quedas en medio de un campo minado y has perdido la brújula… cuando eres papá y mamá es solo… ¡aterrante!”, cuenta con un humor inigualable.
Sacrificio. Fue una palabra que indirectamente se clavó en el diccionario particular de este hombre, pues pese a que se dedicó a sus hijos en cuerpo y alma y de muy buena gana, ese término lo nulificó como ser humano.
“No hubo más tiempo para mí como persona y antepuse las necesidades de ellos sobre las mías… su felicidad era la propia.
“Casi contraía segundas nupcias, pero cuando mi (entonces) novia me preguntó con quién dejaría a mis hijos para irnos al cine, pensé que en realidad ellos fueron, eran y serían míos y de nadie más.
“Esa noche terminé mi compromiso y cerré los ojos a oportunidades para dedicarme a ellos solamente con tal de evitar problemas con mi futura compañera… no quería oír: ‘¿a quién quieres más?’, ‘¿lo harías por mí?’, ‘¿quién es primero, ellos o yo?’… así que a guerra avisada no muere soldado”, explica.
Para Mario Alberto no hay mejor reconocimiento por su extraordinaria labor que el amor y respeto de sus hijos, pero también atesora el que la gente le otorga en algunas circunstancias de la vida.
“Me nombraron ‘la mejor mamá’ del colegio de ‘Sil’, pues no faltó con ninguna tarea ni su uniforme ni su aseo personal ni lonche ni nada en la secundaria”, cuenta divertido, “mi foto estaba entre las de todas las mamás en la fiesta del 10 de mayo, ellos (sus hijos) siempre me han celebrado ese día como el día de su ‘Mapá’; guardo tarjetas, cartas, manualidades y diplomas ¡son unos tesoros invaluables”.
Una formula que le ha resultado un éxito en la educación de sus hijos ha sido hasta hoy apegarse celosamente a tres reglas básicas: no robar, no mentir y cumplir con sus responsabilidades.
“Era mi trabajo que se cumplieran las reglas, pero las mamás vienen integradas con un chip que les hace saber lo que como hijos hacemos mal, y los hombres ni nos damos cuenta. Así que tuve que implementar y socavar esas desventajas. Ellos ni cuenta se daban que siempre los tenía vigilados y me tuve qué hacer de varios pares de ojos… fui y soy muy feliz, no cambiaría nada de mi pasado.
En la actualidad, tres de los hijos de Mario Alberto son autosuficientes y tiene la fortuna de presumir que todos son buenos ciudadanos, saben ser amigos, son confiables y verídicos.
¿Podría compartir un consejo a hombres y mujeres en su misma situación?
“Si la vida te da la oportunidad de entregar algo a quien nada te pidió y si por tu decisión estás en alguna situación, lo disfrutes plenamente”, dice, “nada será mejor que sentir que no eres un ente más en el mundo, sino un ser especial y que Dios te mide la espalda antes de darte una cruz.
“No permitan que el miedo los paralice, relájense y que baste a cada día su propio afán; mañana no existe y ayer ya se fue… hay qué vivir el hoy por hoy”.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Encontré al padre

Ustedes disculparán que abandono este espacio meses enteros y que hoy, cuando he posteado ya una entrada, estoy aquí de nuevo para subir otra.

Hacía días que no vía a mi jefe, pues él estuvo de vacaciones de Navidad y yo aquí en el periódico trabajando.

Su ojo vigilante vio en mi muro de FB una foto que puse de portada. 

Es Juan Pablo con tres compañeritas de salón: Caro (izq.), Mariana y Gaby.

Me dijo mi jefe textualmente...

"Oye, en una foto que pusiste de JP en el FB, me di cuenta que se parece muchísimo a Messi".

Abrió la foto y me la mostró....



 Y casi me fui de espaldas... realmente sí es muy parecido...



Cuando le diga ésto a JP se pondrá sumamente feliz, pues él lo admira y sabe que es el mejor futbolista del orbe.

Adiós, negrita, adiós...

He sido su fan no sé cuántos años, pero muchos...

Este año, ha sido tan grande mi adicción a ella, que a punto de terminar el 2012, me he dado cuenta que he reemplazado el agua con ella.

Apenas hoy, estoy tomando el quinto vaso de agua en lugar de las cuatro o cinco cocas lights al día.

Empecé a beberla, tal vez, por la figura, pues en alguna época de mi vida me cuidé obsesivamente el peso, aunque nunca me he pasado del ideal para arriba y sí muchas veces hacia abajo.

Tengo dos o tres noches con dolor de riñones al final de la jornada del trabajo.  Llegan en plena madrugada y me preocupan.

Hoy, me traje un vaso enorme del cine, con la figura de Spider Man, para estarme sirviendo a cada rato... como antes.

No es un propósito de año nuevo, pero sí por el hecho de que, si llego al  próximo año, el 2013 será un parteaguas en mi vida personal y quiero eliminar lo que me hace daño.

Hoy, honestamente, me sentí pésimamente mal por la falta de este líquido oscuro del que me niego investigar en la web sobre los daños que hace en el consumo humano.

Ya en los últimos años he enfermado cuando menos tres veces de infecciones en la orina y riñón y seguramente ésa fue la causa, pues mi consumo, aunque no es exagerado, sí es nocivo por el hecho de que he reemplazado el agua natural por una botella o una lata de esta bebida que me encanta.

Pero bueno, es hora de decir ¡Salud! con agua... por mi salud.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Priceless

Esta balada es una de mis favoritas. 

De hecho, la utilicé en un episodio de mi vida que, en su momento, consideré especial.

Hacía alrededor de ocho años que no la escuchaba, pese a ser de mis consentidas, pero hoy la escuché interpretada con uno de "mis gallos" de la segunda temporada de The X Factor, Tate Stevens, el triunfador. 

Programa que, dicho sea de paso, por cuestiones de trabajo no pude seguir como Dios manda, así que lo estoy viendo "diferido" por Youtube, mientras el trabajo me lo permite (en los tiempos muertos y de laaarga espera).

No me he cansado de escucharla... ¡me encantó en esta versión!  Se me "enchina el cuero", se me llenan los ojos de lágrimas y mucho más... Se las recomiendo.

(Si no te gusta el rollo y quieres ir directo al grano, adelanta el video hasta el 1' 30"...



viernes, 30 de noviembre de 2012

Realmente apasionado

Aún ahora, un compañero del periódico hace mofa de mi antigua afición ciega al futbol.

Era de esas aficionadas de hueso colorado.  De esas que no faltaba un sólo sábado para ver a los Rayados en el Estadio.

De esas que hacía filas en la madrugada para conseguir boletos para un Clásico.  En aquellos tiempos no aspirábamos a más, pues me tocó la época mediocre de mi equipo.


Una vez entré al periódico, a la sección CANCHA, obviamente perdí ese fanatismo y lo cambié por un poco de objetividad y dejé de serlo.


Ese compañero se ríe porque cuando me entrevistaron, antes de entrar a trabajar, claro, justo ese día de la entrevista, pero por la mañana, había hecho fila durante toda la noche y parte de la mañana inútilmente por un par de boletos para el Clásico.  Me quedé a cuadra y media de llegar a las oficinas del club para comprarlos porque se acabaron.


Quien fue mi jefe en CANCHA y quien me iba a entrevistar supo de mi odisea y me pidió que escribiera una crónica de lo que viví -supuestamente sólo para leerla- en primera persona, antes de nuestra plática de probable trabajo.

Claro que ese día no me dijeron que era una fuerte candidata a ser un integrante más del staff de reporteros deportivos y mucho menos me dijo algo de la nota que había escrito minutos antes, sino que la sorpresa fue que al día siguiente mi nota fue publicada en EL NORTE, METRO y SOL, con mi firma y todo... pese a que no había sido contratada aún.


Mi compañero se burla porque escribí mi amor incondicional por los albiazules.  Es fecha que se burla de eso, sobre todo ahora que fueron eliminados por mi favorito a coronarse este domingo, los Xolos de Tijuana.


Hoy, Juan Pablo es un aficionado que me supera en todo esto.


Apenas es la primera temporada que le gusta el futbol.  Comenzó a llamarle la atención cuando yo veía la Liguilla del año pasado, por estas fechas, en las que jugó Rayados, desde la computadora de nuestro cuarto.


Ahora, Juan Pablo se la pasa viendo futbol, nacional, local e internacional.  Se sabe nombres de jugadores, equipos, números de casacas, nombres de jugadas, nombres de narradores.

Cuando duerme, habla así, dormido, por ejemplo: "Pásenle... ¡Mamá, vinieron todos los jugadores de la Liga MX a la casa!

Si juega con el XBOX sólo juega futbol.

Es su primera temporada del futbol representativo de su colegio.  No es el crack que todos esperaban, pues es un pequeño de 7 años que apenas va despertando al balompié, pero es increíble verlo jugar dos partidos seguidos con esa pasión y sin cansarse.

Me da risa que, aún y su problema de lenguaje, reclama decisiones arbitrales.

Si le cometen una falta, se tira en el piso y se queda ahí acostado hasta hacer que el Profe Adrián, su coach, hace el intento de correr hacia él para ayudarlo para levantarse de inmediato y ver hacia el graderío con una expresión en su carita de que todo está bien para su madre que lo desde ahí en compañía de otras señoras (todas jovencitas, claro!) gritonas.

Me da risa que cuando yo cubría deporte infantil me decía: "¡Qué hueva de estas señoras, estar aquí tantas horas con sus chamacos! Les gritan como si fueran profesionales....!"

Ahora soy una más y me apasiono igual o más que ellas.

Otra cosa que me causa gracia (por el momento) es que, estamos estudiando para un examen y Juan Pi, como le dicen en el colegio sus amigos, y me interrumpe para hablar de futbol.

Sabe horarios de partidos y canales.

Apenas abre los ojos y pide que le demos CANCHA, lo hojea, lee lo que puede leer (apenas está aprendiendo), lo dobla y lo pone en su mochila para llevarlo al colegio.

Está feliz porque su coach le asignó el número 15 del uniforme que apenas acaba de estrenar... cuando vio el número, algo que le causaba mucho curiosidad saber qué número le había tocado, gritó: "Mira, mamá, como Basanta... ¿el profe me habrá puesto de capitán?".

Su coach es muy bueno, enérgico, sabe mucha técnica y se las explica de manera que entiendan todos y yo creo que porque lo ve tan apasionado y que le echa muchas ganas, lo tiene como jugador de tres categorías distintas.

Tan sólo hoy, jugó dos partidos seguidos y no se cansa, se entrega.

Su papá está como pavorreal, yo creo que más que yo, pues él también fue muy buen jugador.  Llegó incluso a estar en fuerzas básicas del Puebla.

Además, a Juan Pablo, su coach no le da instrucciones desde la banca por su nombre, si no por su apellido, tal y como era conocido su padre cuando jugaba en ligas amateurs.

Hace una semana lo llevé a la exposición de MARCO, Futbol Arte y Pasión y pasó dos horas jugando en esta cancha:

No le importaron las caídas, los raspones, los golpes, fueron dos horas completitas y él estaba fascinado.

Estoy encantada por su gusto por el futbol... definitivamente.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Juan Pablo y los bebés

En el último año, Juan Pablo ha sentido a flor de piel uno de sus más grandes anhelos: tener un herman@.

Últimamente, su petición ha sido más conciente que antes.

Antes, sólo se desmoronaba cuando veía a un bebé.  Hoy, sucede lo mismo, pero pide un hermano de una forma lógica.

Estos días que descansé, la pasamos muy bien, pues mi mamá estuvo cuidando a sus otros nietos grandes y nosotros reforzamos la convivencia mamá-hijo, nada más.

Y no lo digo porque mi mamá nos estorbe, sino porque nunca la dejamos fuera de nuestros paseos.

Fuimos a McDonald's antier e iba saliendo una mujer empujando la carreola en la que llevaba a su bebé.

Juan Pablo me dijo:

"Mira, mamá, el bebé"... la frase que me ha dicho desde que le nació ese deseo de tener un bebé en nuestra pequeña familia y con esa voz de ternura que lo desmorona.

Pero me sorprendió con el remate:

"Necesitamos un esposo para poder tener un bebé.  Te casas, tienes al bebé en tu panza y el doctor lo saca para que sea mi hermana. Quiero una hermana, mamá".

Oh, por Dios....

Nunca antes me pidió con tanto fervor un juguete o algún dulce de sus favoritos de esa forma.

Me sentí tan enternecida y a la vez tan impotente de estar imposibilitada de darle un hermano.

Ya estoy grande, no vieja, para pasar un embarazo que seguro será peor de riesgoso que el que viví durante su espera.

Santiago no tiene en sus planes ser papá, como yo.

Me da pavor ser mamá soltera de dos, siento que no podría.

Por un lado está la petición de Juan Pablo y por el otro la insistencia de mis amigas mamás del colegio.

Una me dice que con un  hermano, Juan Pablo superaría cualquier problema que tenga (lenguaje, déficit de atención).  Otra, que tiene tres, me comentó esta semana que muere por un cuarto hijo y cuando le dije que qué aventada, me dijo algo muy lógico: que es más fácil tener dos que uno, porque el único deja de demandarte tanta atención.

Luego, viene la cuestión económica y así.... es el cuento de nunca acabar.

Lamento mucho no poder cumplir ese sueño de Juan Pablo y espero un día no me recrimine por darle una familia tan pequeña.