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miércoles, 16 de noviembre de 2011

Invasión

Los últimos meses me he sentido perseguida.

Terceras personas o enviados de terceras personas me hackearon mi feisbuc y me molestaban telefónicamente.

Se dieron el tiempo y la molestia de meterme contactos que no conozco al feis y a mi MSN y se atrevieron a postear en mi muro en mi nombre.  La cuenta la cerré un tiempo hasta ahora, que la reabrí al necesitarla de enlace para postear en el feis de la empresa.

Así estuvieron varias semanas, creándome problemas con alguien que adoro con el alma.

Se habían tranquilizado las aguas, pero esta semana volvieron a las andadas.

Primero, mandándome mails “con información valiosa”, luego con llamadas a mi celular.

Pero ayer viví una mañana estresante.  Apenas encendí la PC de la oficina y me di cuenta que no podía entrar a mi Hotmail.  Me habían hackeado la cuenta.

Luego, tuve una junta y antes de concentrarme en ella, cerré todo lo personal que tenía abierto y al regresar, en no más de 10 minutos, otra vez estaba hackeado mi Hotmail.

Una amiga que es muy cuerda para esto de la tecnología me investigó qué pasaba y en menos de 10 minutos me informó que a través de mi mail en gmail que abrí para poder tener mi blog es como dieron con todas mis cuentas.

S me sugirió que cerrara mi blog y un dolor en el corazón me atravesó el alma.  Anoche le dije que no quería hacerlo, que mi blog es mi  blog y que me niego y él lo comprendió.

Lo único que hice fue cambiar todas mis contraseñas, que me ha costado MUCHO aprenderme.

En verdad, nunca me había pasado, la primera vez estaba muy sacada de onda, pero esta segunda me causó muchísima molestia, incomodidad, coraje, sentimiento… me sentía violada.

Se lo que pretenden haciendo todas estas cosas.  Pero, seguramente me están leyendo, lo que desean no sucederá jamás.

Sé lo que tengo a mi lado y por lo mismo, por la forma en que lo valoro, lo cuidaré y no lo dejaré volar jamás...

domingo, 13 de noviembre de 2011

De cómo te cambia la perspectiva

Fue en 1999 cuando mi primera amiga contrajo matrimonio.  Es mi amiga de la infancia, mi primer amistad de la vida y se llama Sandra.

Debo reconocer que hice el ridículo de mi vida: en su boda, justamente llegué a la explanada de la Iglesia San Luis Gonzaga, la que eligió para casarse con Jesús, que me puse a llorar descontroladamente.

No puedo describir por qué lloré.  Pero creo que para varios, sino es que todos los presentes, entre ellos su hermana Mita, creyeron que estaba triste por que yo aún no me casaba y ni planes tenía.

Mita fue la única que se atrevió a acercarse y consolarme.  Textualmente me dijo, con el fin de que me tranquilizara, que no llorara, que un día llegaría mi hora y dejé de llorar con muchísima pena, porque realmente no lloraba por no ser yo la que daría el sí, sino simple y honestamente me brotó de esa forma la emoción por ella.

Eligió ese año para casarse porque según las parejas que lo hicieran ese año serían inmensamente felices o por lo menos, cabalísticamente, tendrían mejor suerte que aquellas que lo hicieran cualquier otro año.

Eso sí, debo reconocer que a partir de entonces me entró el gusanito de querer casarme, como todas lo vivimos cuando se casa la primera del círculo inmediato de amistades entrañables.  Entonces era novia de J y para entonces nos faltaban todavía seis años más de noviazgo que se acumularían a los cuatro ya transcurridos.

Cuando comencé a trabajar en Bodissima y al acudir a mis primeras dos Expo Tu Boda a trabajar, me emocionaba la idea de volver a casarme, más que nada porque el trote de los preparativos son sumamente excitantes.  Compras a lo menso sin importar costos, gastas a lo tonto lo que no tienes con tal de vivir “el día más importante de tu vida”.

Para la tercera, ya me caía gordo ver toda esa mercadotecnia.

Hoy, obviamente, no pienso de la misma manera.  No tengo esa ilusión y no solo porque mi matrimonio fue un fracaso desde antes de que éste se consumara.

De hecho, creo que en mi vida nunca me visualicé como una mujer-esposa-casada… creo que no tengo la vocación ni la paciencia de no poder tomar mis decisiones importantes y, peor aún, tener que consultarlas con otra persona.

Me desespera ver a mis amigas cercanas que todo, o casi todo, lo tienen qué consultar con fulanito.  

Hoy, S está a mi lado.
 
Eso sí, cuando algo me preocupa o tengo qué tomar alguna decisión, lo platico con él, pero solo con la idea de que me de un consejo, pero finalmente hago lo que quiero y creo que es más conveniente y no me reprende o reclama porque no hice o decidí lo que él creyó en su momento fuera mejor para mí.

Mamá me ha dicho abiertamente que no está contenta con esa relación “porque no le ve futuro a este romance”, “porque no ve que S  quiera casarse”, “porque no quiere partir de este mundo sin dejarme con mi ‘vida resuelta’ que, según sus ideas, solo se consigue siendo una mujer casada”.

Los dos ya vivimos lo que es casarnos y divorciarnos-separarnos de la persona que creímos en su momento sería el individu@ con el que viviríamos el resto de nuestras vidas.

Y los dos, no tenemos la mínima intención de volver a casarnos jamás.  Ya sé que nunca debemos decir “de esta agua no beberé”, pero esa es nuestra realidad, nuestros pensamientos.

Hace poco, le dije a mamá, con toda honestidad, que en mi diccionario y lo que me resta de vida no veo a la palabra matrimonio como algo prioritario, es más, que simplemente no figura en mis planes.

Prácticamente le dije que lo amo y que no comparto las ideas que ella trae revoloteando, como toda madre, en su cabeza.

Eso sí, le dije que lo que sí quiero es un compañero y que ahora él es el indicado porque compartimos la misma forma de pensar al respecto  y hasta lo hemos platicado.

Además, S me ha regalado algo que ninguno de mis exs me obsequió y que es muy importante:  por primera vez me siento orgullosa de la persona que está a mi lado.  Siento una profunda admiración por cómo ha ido creciendo en su vida, en todos  los aspectos, y ahora entiendo cuán importante es sentir ese respeto por la pareja.  Por supuesto, también conozco sus debilidades y errores, los cuales, él sabe, a veces me han hecho sufrir o sentirme incómoda, pero finalmente los he aceptado, los conozco y sé cómo sacarles la vuelta o enfrentarlos.

Lo que sí le dije a mamá, tratando de tranquilizarla y calmar sus inquietudes, es que, a lo mucho, podría considerar yo la unión libre.

Abrió enormemente sus ojitos y su rostro expresó con honestidad que eso no es lo que quiere para mí.  Creo que ahora la preocupé de más.

Pero, así es esto.  Creo que en el fondo tengo la idea arraigada de no cometer dos veces el mismo error, o al menos, no tomar decisiones sin antes estar segura de lo que quiero.




lunes, 10 de octubre de 2011

jueves, 8 de septiembre de 2011

Otoño


Empieza la época del año que más me gusta.  Y aunque oficialmente el otoño inicia el 21 de este mes, en Monterrey tenemos ya dos días viviendo y disfrutando probaditas del clima tan agradable y característico de la temporada.

Amo el otoño por varias razones.

La primera, porque no hace tanto calor, que tanto odio.  Es horrible el calor de Monterrey. La canícula de este año estuvo infernal, hubo días que superaron los 40°C y para mí es sofocante hacer mis vueltas de mamá con esas condiciones.  Me pone de mal humor el calor.  Es horrible que apenas sales de la regadera para estar en el baño a punto de salir y ya sientes escurriendo el sudor, otra vez, entre las boobs.

El frío, me gusta a secas.  Es decir, me parece más cómodo que el clima caluroso regio, pero definitivamente mi bajo peso no me ayuda a disfrutarlo como Dios manda, pues me congelo al primer viento gélido de la temporada.  El año pasado que heló por acá en febrero, fue el acabose.  Sin embargo, sigo cantando victoria, pues, si mal no recuerdo, llevo cuatro años al hilo sin enfermarme de resfriados, tos, gripes, ¡de nada!

Pero una razón poderosa por lo que me encanta el otoño es porque me parece sumamente romántico.  No sé, las hojas café de los árboles caer, las hojas de los árboles secas en las calles, las hojas crujiendo bajo mis pies al caminar.

Además, hay un airecito súper característico que simplemente me hace suspirar.

Ayer vi a S. Obviamente me gusta verlo en la temporada que sea, pero nos quedamos viendo hasta tarde la televisión, luego de ir a cenar a los Tacos de El Primo (que dicho sea de paso, aún un no digiero).  Nos dio la una de la madrugada de hoy platicando, riéndonos, viendo mugrero de la televisión local, él tocó la guitarra y así.

Pero al salir, suelo acompañarlo a su Rocker (su carro) para seguir platicando un poco más y lo primero que me regaló Dios es una vientecito ligero que me llevó a abrazarlo de inmediato mentalmente, pues estábamos en medio de una plática importante y tuve qué abstenerme de hacerlo en ese instante, pero lo que no pude evitar fue suspirar, sonreír y mirar hacia el cielo mientras lo escuchaba hablar.

Estoy feliz y doy gracias a Dios, la vida, el destino o la suerte, quien quiera que haya sido que me puso en el camino a ese hombre que tanto me sigue atrapando y divirtiendo.

Así que, bienvenido Otoño 2011, nuestro segundo otoño juntos.  Esperemos que el resto de estas temporadas de nuestras vidas sigamos compartiéndolas de la misma forma que ahora.

martes, 23 de agosto de 2011

Así empezó nuestra historia...

Hoy se cumple un año del reencuentro.

Por alguna razón, mi sobrina Mariana, ahora toda una quinceañera-preparatoriana, pasó unos días o esa tarde en casa de su abuelita, mi madre.

Anduvimos dando la vuelta en el carro, Mariana, Juan Pablo, mamá y yo.

Llegamos a casa y estando ahí, decidí dispararles una nieve de la Sultana.  Así que ahí vamos los cuatro a la que está ubicada en pleno Centro de Monterrey, justo en la calle Zaragoza.

No me acuerdo si pedí una nieve para mí porque la leche mortifica a mi colitis que en esos entonces me provocaba malos momentos frecuentemente.

La fila de clientes era inmensa y hacía un calor de los mil demonios.

En lo que nos servían lo que pedimos y en lo que Juan Pablo saboreaba ya su helado de choco chip, llegó mi gran amigo y colega, Jesús Carvajal, con su esposa Laura y sus hijos Amanda y Santiago y platicamos mucho, ahí, al filo del escalón de la nevería.

La calle Zaragoza, como saben los regios, es sumamente transitada.

Yo andaba en fachas, camiseta y shorts cortos. Mamá siempre me pide que salga arreglada “no vaya a ser que te encuentres al amor de tu vida”, pero a mí me da flojera sacudirme la flojera cuando ésta ya está estacionada en mí.

Parecía que era un paseo cotidiano, pero la realidad era otra.  La realidad es que mi vida estaba a punto de cambiar drásticamente.

En ese entonces, tenía seis años disfrutando mi etapa de mamá y de mujer soltera.  El amor no había tocado a mi puerta y yo no lo extrañaba. Me sentía bien.

Tenía mi cuenta de feisbuc que me abrió una de mis amigas y que jamás usé.  Sólo me llegaban a mi correo las invitaciones de gente, mismas que ignoraba.

Un día de esa misma semana, me llegó una de esas invitaciones y en ese tiempo, aquí en la oficina teníamos acceso a lo que siempre tenemos bloqueado porque al de sistemas se le olvidó bloquearnos todo después de la comida.

Así que me llegó la invitación y vi una foto milimétrica, pequeñísima de un hombre delgado.  No lo reconocí y vi que se llama  S.

No acepté la invitación, la rechacé, y la mandé a los correos eliminados. Lo hice porque el chavo no me parecía conocido ni su nombre y porque de plano no utilizaba feisbuc.

No sé por qué, pero de rato, me regresé a esa bandeja de mi correo y abrí totalmente la invitación.  No me desmayé por obra y gracia del cielo.

“¡Es el chavo de equis medio de comunicación!”, dije recriminándome.  No lo había reconocido porque tenía muchos kilos menos.  Aunque, él lo sabe, a mí me encantaba también gordito.  Realmente lo que siempre me encantó y sigue encantando son sus ojos y lo que hay dentro de ellos.  Pero fuera de eso, me parece un hombre sumamente atractivo y hasta sexy.

Efectivamente, era el colega que hacía 10 años no veía y que hacía 11 años me hacía suspirar cuando me lo encontraba en los eventos.  Solo que en esos ayeres yo estaba comprometida y él casado (aunque su status lo supe después cuando comencé a tratarlo luego del reencuentro).

Batallando e investigando, comencé a navegar en el feis, un mundo totalmente desconocido para mí hasta ese momento.  Lo encontré y le mandé un mensaje privado pidiéndole que me agregara.

Cuando me lo encontraba en los eventos por cuestiones laborales no quise siquiera conocer su nombre, pues yo tenía novio y porque S me encantaba.  Así que, en el momento que supe quién era  S, al ver a detalle su invitación para ser su amiga feisbuquera y que había rechazado no más de una hora atrás, encarecidamente le pedí que me agregara y desde ahí comenzó la historia que hoy me tiene lealmente enamorada.

Lo primero que me dijo fue que qué delgada estaba, que no parecía que tuviera ya un hijo, que estoy igualita, “igual de guapa”, fueron sus palabras.  ¡Favor que me hace!

Me explicó que me vio en esa Sultana, él iba en su Jetta por la calle Zaragoza, y yo estaba subiéndome a mi palomito, mi Platina de las mil batallas.  No se detuvo, pero me buscó a través de la red.

Nuestro amor ha sido un amor con muchísimos altibajos, pero lleno de pasión, complicidad, semejanzas o afinidades y entrega.  Justo ahora tenemos muchísimos proyectos importantes juntos.

Me hace reír muchísimo, como cuando no podía silenciar mis carcajadas desde la cocina al oírlo cantar a todo pulmón en una madrugada en la sala de mi casa.  Dijo que era la primera serenata que me regalaba ahora que está aprendiendo a tocar su guitarra que cariñosamente llama Metallica.

La historia, ya lo dije una vez en este rincón, no ha sido fácil.  No han faltado las terceras personas que han tratado de destruir lo nuestro, pero el amor siempre ha estado ahí, a nuestra manera.

Desde hace poco dejé de idolatrar esa red social, pues luego de esa felicidad me trajo muchos sinsabores que quiero olvidar y desterrar de mi pasado y pensamientos.  Así que el primer paso era eliminar esa cuenta y no usarla jamás.

Hoy estamos juntos, a nuestra manera… gracias a ese antojo extraño y nada común de comer nieve.



jueves, 18 de agosto de 2011

No lo lleva en la sangre porque no se puede...

Lo que le debía desde el 14 de febrero ya está plasmado en su ser...  Así es su new tatoo, bueno, está mejorado por Ritual...


Otra misión cumplida.

viernes, 12 de agosto de 2011

Malos espíritus

Hoy S y yo tocamos un tema escabroso que ha ido y venido en los últimos casi cuatro meses.  Algo que estuvo a punto de derrumbar lo nuestro.

Ahora podemos platicarlo sin enojarnos, porque al principio era motivo de trifulca-civilizada.

Pero, creo que se enojó un poco conmigo, pues llegó un momento que no me dijo ninguna de las formas con las que suele llamarme con cariño y que me reservo.  Me dijo Elena.  Sentí feíto.

Lo bueno es que luego tocamos un tema que teníamos pendiente de resolver fuera de nosotros y ya volvió a decirme como suele hacerlo.

Es cierto que a lo bueno se acostumbra uno fácilmente.

lunes, 8 de agosto de 2011

Dedicada

¿Les gusta Yellow, de Coldplay?, Bueno, pues sépase que esa es MI canción, pues S me la regaló hace unos meses.

Y para “devolverle” el obsequio, aquí le dejo una canción que dice todo lo que yo le quiero decir…




jueves, 4 de agosto de 2011

Ya no le gusta... tampoco

A Randi Zuckerberg, hermana de Mark, fundador de Facebook, ya no le gustó la red social y renunció a su trabajo como directora de Marketing de ese lugar.

Si a ella Ya no le gusta… ¡pues a mí menos!

(Coco-Wash para convencerme que salirme de ese negro y bajo mundo fue lo mejor).

18 días sin Facebook… ya.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Proyecto juntos

Le estuve contando a S mucho de éste mi rincón y de lo mucho que disfruto escribiendo en él.

Él me escucha con atención.  Dice que no ha tenido mucha oportunidad de entrar.  La verdad, yo siento feo porque si bien escribo para mí, a veces plasmo aquí algunas directas e indirectas para él.  Pero bueno, creo que debo darle su espacio y su tiempo para que le atraiga visitar este lugar.

Sin embargo, muy en el fondo de mi corazón, creo que sí entra, porque siendo periodista, como yo, no creo que se aguante mucho la curiosidad.

Le comenté sobre el post Confesiones y abrió sus hermosos ojos de par en par y me preguntó:

¿Sabes bailar de vueltas? ¡Enséñame! Yo no sé bailar nada y siempre tuve la inquietud de aprender a bailar así.

¡Ahhhh, me sentí tan bien con su petición!  No sé cuándo, pero pronto comenzaré a desempolvarme para enseñarlo a bailar como yo lo hacía muy bien hace años.

No sé por qué me emociona tanto que me lo pida.  Le dije que sería un honor y me dijo que me comprara mis botas de seguridad para evitar que me dolieran sus pisotones.

Ése fue el inicio de una plática larga, de sus tiempos en los que vistió vaquero (es un rockero de hueso colorado), del guardarropa que tenía entonces para ir a esos antros.

Le dije que me hubiera gustado mucho conocerlo entonces, que me da la impresión de que fue bastante divertido.

Claro, me cuestionó que si ahora no lo era y le dije que por supuesto que sí, pero que me hubiera gustado mucho compartir con él todos esos momentos de años atrás que tanto me platica.

Lo mejor de todas esas conversaciones es que me meto tanto en el café claro de sus ojos que me pierdo en ellos y puedo sentir que estoy viviendo con él los momentos que me está compartiendo.

En fin.  Ahora debo prepararme para las próximas sesiones y clases de baile para mi adorado S.

Aquí una rola de esos ayeres y que seguramente será una de las piezas con la que lo llevaré de la mano a ese mundo desconocido para él.

miércoles, 27 de julio de 2011

Se cumplió

Así quería que fuera una vez en mi vida: con música de mis extintos ídolos, Soda Stereo, como fondo.

Gracias, bb.

Lunes
Julio 25, 2011
22:00 horas

lunes, 18 de julio de 2011

¿Y mi brújula?



¿Alguien la ha visto?

La tengo perdida desde hace casi 60 días y siento que si no la encuentro me voy a asfixiar. Me niego a perderme.  No quiero perderle.

Extraviarla me ha hecho incapaz de actuar inteligentemente aunque sepa a la perfección qué es lo que debo hacer y cómo debo actuar.  No importa que esté muriendo por hacer lo correcto.  

Lo más desgastante es que me hace abrir la boca con un impulso desmedido, descomunal. 

¿El resultado? 

Digo y hago cosas que en sano juicio sería incapaz de hacerlas y decirlas.  Lo más grave es que lo hago hacia la persona que amo.

Me siento atrapada, incapaz de encontrar una salida que no duela.  Hoy es uno de esos patéticos días en los que deseo cerrar mis ojos y que al abrirlos todo esté en paz, que todo lo que ha pasado desde mayo sea una cruel mentira.

Si alguien ve mi brújula, por favor, devuélvanmela.  No quiero enloquecer. No quiero dolor.

Mientras, me aferro a Él.

jueves, 14 de julio de 2011

Incertidumbre

Hacía tiempo no se me presentaban situaciones que me agobiaran tanto.

He recibido tres llamadas, dos ayer y una hoy, y dos correos.  No he querido atenderlos porque sé que se trata de eso.  Sé que nos haría daño de nuevo.

Últimamente, nosotros hemos estado excelentemente bien.  Nuestros planes siguen caminando y estamos a punto de lograr algo importante juntos.

¿Por qué ese empeño en afectarlo?

He pensado en que quizá sea mejor atender esos llamados, escucharlos y luego decidir, pues sin duda, el acoso me inquieta. ¿Será algo tan importante y/o urgente?

Hoy es uno de esos días que no sé qué sea mejor.  Quisiera correr, cambiar de trabajo, de teléfonos, de correo, de todo.

Hoy por la noche, daré de baja mi cuenta en feisbuc.  Le tengo tanto odio a esa red social, aunque no debería odiarla porque lo que me molesta es justamente su fin: enterarte de todo.

Si bien esta vez no ha sido la herramienta que me tiene ahora tan preocupada, sé que ese fue el inicio de todo.  Por ello, tengo ya varias, muchas, semanas analizando esto y he tomado la decisión de bloquearlo.  Así que si tú me tenías como contacto, te invito a que me sigas en este espacio íntimo, nuestro, en donde solo están los verdaderos amigos.

Cuando esté lista, regreso.  Aunque en definitiva, hoy, no pienso volver a utilizarla jamás.

Hoy  mismo informaré a mis fuentes que cancelo mi cuenta y que vuelvo a la comunicación antigüa: el outlook.
 

jueves, 7 de julio de 2011

miércoles, 6 de julio de 2011

“Silencios callados”

“¡Cuánto silencio tan callado!”  Así me decía mi amigo Omar cuando no lo llamaba para irnos “de rol” a trabajar para el periódico.  Él, además de llevarme en su taxi Atos a los eventos, me hacía compañía y la pasábamos muy bien.

Así que esa frase ahorita la aplico.  Ahora estoy esperando una llamada o noticia de alguien importante y llevo horas en ese estado.

No puedo dejar de ver mi celular (baratija, más bien)… como si con verlo con ojos que lanzan petardos pudiera hacer el milagro.

Así que aquí estoy… sufriendo los silencios callados.

jueves, 30 de junio de 2011

S

¿Será él otra obra del destino?

Fue en 2001 cuando lo vi por primera vez.  Hace 10 años ya.

Fue en uno de tantos eventos en los que coincidimos por cuestiones profesionales.  Ahí estaba él, cargando su enorme equipo de trabajo y atrapándome con sus ojos, los mismos que ahora me tienen fielmente enamorada.

Él siempre ha sido atento, muy educado y caballeroso.  No había evento en el que nos encontráramos que él fuera a saludarme. Seguramente me saludaba como a más hombres y mujeres ahí presentes, pero tan solo llegaba él a esos sitios, lo veía y mejor dirigía mi mirada a otro lado.  No quería delatarme.

Bastaba con que rozara su mejilla con la mía para que cada una de mis terminales nerviosas se alteraran.  En ese entonces, tenía yo más de cinco años de novia con el que ahora es padre de mi hijo y muy próximo ex esposo, así que automáticamente construía yo un muro enorme entre los dos.  Lo hacía como medio de defensa mío, porque S me atrapaba con solo verlo y sabía que había algo que me arrastraría a él si no ponía yo un freno.

En cambio, yo nací siendo distraída y no tenía por qué no serlo entonces. Así que utilicé esa área de oportunidad mía como otro medio de defensa… nunca quise saber más de él, no quería conocer más que sus ojos y nunca pregunté a él ni a nadie su nombre. Fue hasta hace unos meses que lo supe por él.  Si en aquellos años hubiera conocido su nombre, estoy segura que me hubiera llenado de una curiosidad que ahora estaría formando parte de otra historia distinta a la que estoy viviendo a su lado.

¡Qué curioso es no querer involucrarte por tener un compromiso con alguien más al grado de ni siquiera saber su nombre!  Estoy segura que si hubiera sabido que se llama SANTIAGO hace 10 años, hubiera caído más fácilmente a sus pies. Su nombre me parece emblemático.

Así fueron unos dos años, de encuentros y de escabullirme de él, aunque él ni me seguía… solo me miraba con esos ojos expresivos que ahora sabe que me encantan. Pasó el tiempo y él cambió de especialidad, así que dejamos de vernos por unos tres años en los que yo seguí trabajando en ese medio… pasaron otros cinco más de cero contacto y nos reencontramos de casualidad.

Él estaba muy cambiado físicamente.  Digamos que lo encontré en versión reloaded, aunque también me gustaba como era antes.

Y aquí estoy, otra vez atrapada no solo en su mirada, que me fascina y me lleva al cielo, sino con su voz, su caballerosidad, su pasión. Ahora los dos somos libres y estamos juntos, quizá no de la manera ideal, pero estamos juntos de la manera en que me permite amarlo sin límites.

Nuestra historia no ha sido perfecta… los dos somos imperfectos.  Quizá tú que me lees me has visto llorar una que otra vez por este amor y ahora te parezca extraño leer todo esto.

S es así, es intenso, entregado, libre y yo así lo amo con todo mi ser.

Se que no estamos juntos por casualidad, porque si así fuera, entonces hubiéramos estado juntos hace 10 años.  Ahora es nuestro momento, es nuestro turno y con los vaivenes del amor yo lo estoy disfrutando.  Con los altibajos, lejos de alejarme de él, me uno más a él como una auténtica sanguijuela.

Diario le digo (o pienso) que lo amo, que lo quiero, que me encanta… mientras él llena de detalles a mi hijo, con el que, además, se lleva de maravilla.

Él es así… auténtico, independiente, trabajador, leído, inteligente, cariñoso… y libre.